Aceptamos y compartimos la declaración de principios éticos que deben regir las relaciones entre empresa y trabajador o trabajadora. Es más, todos y cada uno de los días nos esforzamos por que Banesto los cumpla, pero nuestro día a día nos demuestra que la falta de respeto sistemático a los mismos es una norma de conducta dirigida y planificada por la Dirección.
Es una buena medida empezar a reflexionar sobre todo aquello que conforman los criterios de actuación de los empleados y empleadas, basados en normas éticas y morales de carácter universal. Tampoco nos parece mal la definición de unas pautas de conducta y la concreción de los conflictos de intereses, la normas en la comercialización y ventas de productos, etc. Todo es muy loable.
Casi todas estas medidas ya estaban implementadas en las versiones anteriores y han fracasado estrepitosamente. Nunca los trabajadores y trabajadoras de Banesto nos hemos sentido más maltratados y más vulnerables, ante la arbitrariedad irracional de unos Directivos a los que solo les importa la consecución de los objetivos del modo que sea, con un total desprecio a los verdaderos artífices de esta consecución. Por ello, consideramos imprescindible el establecimiento de vías a través de las cuales dichas conductas puedan ser denunciadas y corregidas, con la finalidad de que el Código de Conducta sea aplicado con independencia del rango jerárquico que se ocupe.
Estamos dispuestos a participar activamente en la puesta marcha del Código de Conducta en Banesto. De hecho, llevamos denunciando incumplimientos claros durante años. Solo hace falta que el banco actúe contra los maltratadores que, con nombres y apellidos, hemos venido señalando y que mirando en las altas esferas son fácilmente identificables.
14 de febrero de 2012