A las crisis cíclicas de las economías de mercado, se une una crisis financiera sin precedentes, a la que se está reaccionando para rectificar; aunque demasiadas veces se ponen de manifiesto, las carencias de espíritu cívico, que cabría esperar de un sector acusado de ser el principal promotor de la maltrecha situación actual.
Por legítimos que sean los intereses privados, (sigue leyendo)