Así opina el experto en mercados financieros Javier Bardají, colaborador además de este diario.
Para él, «tiene muy poco sentido que en un mercado globalizado como el que vivimos» coexistan dos entidades de un tamaño reducido. Cuenta que a mediados de los años 80 se inició un proceso de fusiones dentro del sistema financiero que ocasionó que el número de entidades se redujera prácticamente a la mitad. Que eso suceda con las dos cajas extremeñas es una cuestión de tiempo, asevera Bardají.
En su opinión, si las cajas quieren mantener o ganar cuota de mercado, la fusión es imprescindible. En caso contrario, las dos entidades por separado tendrían muy difícil su supervivencia en un futuro. Y es que, opina el director de Banif, el gran activo de las cajas hace 20 años era su identificación con el entorno, su cercanía. Hoy en día, en cambio, Internet acerca la banca a todo el mundo. Por eso, las armas con las que competir deben ser ofrecer mejores servicios, mayor rentabilidad, menores costes, y eso se consigue teniendo mayor músculo financiero.
De la misma manera, también se beneficiarían los clientes, tendrían mejores servicios, más rentables y más baratos, y la propia sociedad. Bardají recuerda que una parte importante de los beneficios de las cajas van a Obra Social. Por tanto, ésta aumentaría paralelamente a los beneficios de la entidad. «Una caja fuerte puede ayudar a los proyectos que se desarrollan en la región; dos pequeñas quizás no sean capaces», asevera. Finalmente, Bardají hace hincapié en que una fusión entre dos cajas resultaría más fácil que entre dos bancos, por ejemplo, puesto que comparten procedimientos de trabajo, sistemas informáticos y otras estructuras derivadas de su común pertenencia a la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA).