Archivado en Noticias, Sector Financiero

CAJA3. GUERRA DE DEPOSITOS.

La banca española mina sus beneficios con una guerra de precios.


Una nueva guerra de depósitos entre los bancos españoles amenaza con destruir sus ya mermados márgenes de beneficios al ofrecer a los a los ahorradores mayores intereses para captar nuevos clientes, en una desesperada batalla por un capital que escasea.


Este artículo se publicó originalmente en ibercajabanco (CCOO en iberCaja Banco) ,

 

Aunque los bancos más sanos como Santander y BBVA no son tan activos en esta batalla tras haberse beneficiado ya del capital de otros rivales más débiles, muchos han estado redoblando esfuerzos en los tipos que ofrecen en sus depósitos para ganar clientes desde que Gobierno levantara las penalizaciones a los llamados superdepósitos en agosto.


Los bancos encontraron nuevas maneras de bordear las restricciones legales al alentar a los clientes a abandonar los depósitos para comprar pagarés de cada propia entidad, unos productos que no están protegidos por el Fondo de Garantía de Depósitos.


Esto ayudó a que los depósitos en el sector privado bajasen a un mínimo de más de tres años en agosto, lo que aparentemente apuntaba a una salida masiva de dinero de los bancos españoles.


España sigue en el punto de mira de la crisis de deuda de la zona euro y muchos de sus bancos no son capaces de obtener dinero en los mercados financieros, viéndose obligados a atraer clientes con depósitos con tipos anuales superiores al 4 por ciento - y que en algunos casos extremos alcanzan el 8 por ciento -, unas cifras muy por encima de los tipos medios de la zona euro del 2,7 por ciento para dinero a dos años.


"Es una estrategia autodestructiva", dijo un analista de banca en Madrid. "Los márgenes van a caer. Cuando los bancos tienen que acudir a este tipo de prácticas es porque están desesperados", añadió.


La mayoría de bancos españoles ofrece más de un 3 por ciento para los nuevos clientes que depositen al menos 3.000 euros durante un año o más, mientras que algunas entidades como Popular o Ibercaja ofrecen más de un 4 por ciento.


Mientras los bancos necesiten capital, los tipos probablemente continuarán subiendo.


"Probablemente habrá una intensificación de la guerra de depósitos este trimestre para publicar unas buenas cifras al cierre del año", dijo la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, a analistas en una conferencia.


DINERO DE RESCATE 

 Los bancos españoles están a la espera de que lleguen los primeros fondos de un rescate europeo de hasta 100.000 millones de euros dirigido a apoyar a unas entidades fuertemente debilitadas por el estallido de una burbuja inmobiliaria y una fuerte recesión.


Esta debilidad llevó a muchos clientes a buscar la salida.


Según datos del Banco Central Europeo, los depósitos españoles han caído en 154.000 millones de euros en lo que va de año.


Esto ha llevado a que en España la ratio general de préstamos sobre depósitos - una medida de liquidez - haya subido hasta cerca del 126 por ciento en agosto, según estimaciones de Citi. Al comienzo del año estaba cerca del 113 por ciento, mientras que la media de la zona euro es del 117 por ciento y sigue bajando.


"Si no tienes acceso a los mercados mayoristas, necesitas aumentar o mantener los depósitos para sustituir los préstamos que vencen", dijo un analista de banca en Londres, quien añadió que la necesidad era acuciante en un momento en que se reducen los depósitos.


Pero en la carrera por captar clientes, los bancos españoles están pagando mucho más por los depósitos de lo que pueden obtener con las hipotecas, que a tipo variable tienen un coste del 1,5 por ciento.


La mayor oferta la hace Popular, que ofrece un 8 por ciento anual a los clientes que acepten convertir su dinero en acciones en el banco cuando ponga en marcha su ampliación de capital de hasta 2.500 millones de euros que necesita para evitar ayuda internacional.


Aunque esto ha ayudado a Popular a atraer 11.700 millones en depósitos en septiembre, la mayor cifra mensual del banco en casi dos años, tales ofertas son controvertidas, especialmente después de la salida a bolsa de la posteriormente nacionalizada Bankia.


La colocación de Bankia se ofertó intensivamente en su red de clientes minoristas, que posteriormente perdieron dinero cuando el banco tuvo que ser nacionalizado 10 meses después.


Popular, que espera cerrar su ampliación en diciembre, fue uno de los siete bancos españoles que no aprobaron los test de estrés de la auditoría independiente de los bancos en septiembre.


Eso llevó a que el banco ampliase capital para demostrar que puede sobrevivir a un escenario adverso.


Ibercaja, que abandonó la fusión a tres bandas con Liberbank y Caja3, ofrece un 5 por ciento de rentabilidad para el 70 por ciento del importe del depósito.


Incluso los bancos nacionalizados, que esperan los primeros desembolsos de un rescate europeo antes de finales de año, están ofreciendo rentabilidades por encima de la media europea, prácticamente a costa de los contribuyentes españoles y europeos.


Bankia, CatalunyaCaixa y NovaGalicia ofrecen tipos por encima del 3 por ciento en ciertos productos.


"Una vez que el gobierno decida que no va a liquidar estos bancos, entonces serán como otras entidades y responderán a los desafíos comerciales", dijo Javier Díaz Giménez, economista de la escuela de negocios IESE.


Las entidades españolas ya libraron en 2010 otra guerra de depósitos cuando un repunte de la crisis de la zona euro les cerró los mercados mayoristas de dinero, lo que llevó a que bancos como Santander y BBVA ofreciesen rentabilidades de hasta el 4 por ciento.


La guerra se enfrió después de que el gobierno actuase forzando a los bancos a incrementar los pagos al Fondo de Garantía de Depósitos por cuentas con altos intereses.


El gobierno levantó la ley a finales de agosto y su efecto ha sido inmediato; los depósitos del sector privado en bancos españoles subieron a finales septiembre por primera vez en seis meses hasta los 1,5 billones de euros.


Pero esta es la parte dulce del caramelo amargo de una decreciente rentabilidad.