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CCOO Asepeyo

La clase media pagará los platos rotos del frágil sistema de pensiones español

Ni tienen grandes huchas para preparar la jubilación ni disponen de salarios tan bajos como para contar con la protección del Estado. Quienes ganan entre 25.000 y 100.000 euros anuales están, literalmente, contra las cuerdas.


Este artículo se publicó originalmente en Asepeyo (Comfia CCOO Asepeyo) ,


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12-08-2008 - “¿Crisis? ¿What crisis?”. La de las pensiones. Así es cómo los técnicos que siguen la evolución de la Seguridad Social responderían al título del disco del grupo británico Supertramp que este año le han regalado al presidente. Aunque en las últimas semanas, el detrimento de la actividad y la escalada del IPC han sido los rostros más visibles del cambio de ciclo, los técnicos advierten de que bolsillos, en especial los de las clases medias, sufrirán los varapalos de esta otra “revolución silenciosa”.

“¿Hay problema con las pensiones? Claro que los hay. Y graves”, espeta el director del informe Instrumentos Financieros para la Jubilación, que acaba de publicar la Fundación de Estudios Financieros. El primero es ya un famoso conocido: si no hay cambios en el sistema de pensiones, el gasto en España se duplicará en las próximas décadas hasta alcanzar el 16% del PIB. Pese a lo lejana que puede parecer la cifra –la previsión es para 2050–, los autores explican que este salto financiero sólo se puede materializar de dos modos posibles. Y ambos, con consecuencias indeseables para los ciudadanos, especialmente para los que ganan entre 25.000 y 100.000 euros anuales.

La primera pasa por que estos niveles de gasto sólo se pueden afrontar con un “aumento dramático” de las cotizaciones, combinado con una huida hacia delante generadora de un déficit explosivo o un crecimiento acelerado – “milagroso”– de la productividad por encima de las tendencias históricas utilizadas para calcular las proyecciones.

La otra opción tiene que ver con asumir la transformación completa del modo en el que se actualizan las pensiones. En España, estas prestaciones se acompasan a la inflación observada noviembre sobre noviembre para que no pierdan poder adquisitivo. En cambio, las bases reguladoras de las pensiones futuras –es decir, el esqueleto salarial sobre el que se calcula el importe que se ha de pagar a la Seguridad Social– se actualiza anualmente a la tasa que fija la Ley de Presupuestos Generales del Estado del año que toque, una práctica que tiene “efectos demoledores” para los trabajadores.

La razón estriba en que desde 1990 la base máxima de cotización ha perdido un 20% relativo al incremento del IPC, lo que podría entenderse como un “fraude implícito”, puesto que los salarios más altos están necesariamente abocados a perder poder adquisitivo. Bastaría con perpetuar esta reducción en términos reales de las bases de cotización para amortiguar, en parte, el esfuerzo futuro de las arcas públicas.

En cualquier caso, las rentas más altas no notarían el cambio, pues tienen el suficiente patrimonio para garantizarse su jubilación al margen de cualquier contingencia. Quienes se beneficiarían son los mileuristas y pseudomileuristas, porque de esta forma el sistema garantizaría la percepción de pensiones gracias al sistema de reparto.

Entre ambos puertos, navegarán las clases medias quienes están pagando ya las pensiones de sus padres y que, a su vez, soportan la mayor parte, en términos absolutos, de la carga redistributiva de los Presupuestos del Estado. “Cuando se jubilen recibirán unas pensiones públicas muy bajas en relación con sus actuales niveles salariales. Son los que de verdad se enfrentarán a un empobrecimiento en su etapa de jubilación”, concluyen los autores.

Patata caliente

Reinventar la Seguridad Social no es fácil. Los autores del informe publicado en la Fundación de Estudios Financieros, que cuentan con Intermoney, Banesto y Santander, entre otros, como miembros de consulta, lanzan estas recomendaciones. El objetivo es lograr un sistema complementario de pensiones.

l Sin el Pacto de Toledo. “No es el instrumento adecuado” para vertebrar la reforma del sistema de pensiones. Este reparo también lo manifestó el jefe de la División de Inversiones del Banco de España, Juan Francisco Jimeno, pues “parece” que algunos políticos piensan que la respuesta al problema de las pensiones es “no hacer nada porque eventualmente alguien tendrá que hacer algo”.

l Menos impuestos. Piden un “plus de generosidad” para que se establezca la opción de rescate parcial en forma de capital de un plan de pensiones con tributación reducida o sin tributación, siempre que el resto se use para contratar una pensión vitalicia.
l Bonos del Tesoro. Se deberían emitir bonos a 50 años indexados a la inflación. Su omisión supondría “una transferencia indebida del riesgo de inflación” que se concretaría en un “incremento de coste importante en la oferta de pensiones vitalicias”.
l Estadísticas transparentes. Es fundamental tener un índice de precios de la vivienda “fiable”, para facilitar el mercado de la hipoteca inversa (producto que garantiza una pensión a raíz del valor del inmueble).

María Tejo
Expansion



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