EXPECTATIVAS DEFRAUDADAS CON LA CAJA

Al final, la gran Caja tiene que buscar aliados fuera de la Comunidad y convertirse en un banco de forma inexorable

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EL principal motivo del nuevo proceso de reestructuración de las cajas de ahorro es el de favorecer el crédito a familias, empresas y autónomos. Sin crédito, la economía se ralentiza y pasa lo que se evidenciaba el pasado miércoles, que el paro se dispara hasta cifras históricas en España, en Castilla y León y en la provincia de León. Las cajas de ahorro se han desnudado y han mostrado sus vergüenzas, que se concentran en su alta exposición de riesgo al ladrillo. Ahora ya sabe todo el mundo cuál son las debilidades de las cajas de ahorro y de todo el sistema financiero nacional. Este debe ser el punto de arranque de la solución definitiva de las cajas de ahorro, que, como se ve, pasa por incrementar el volumen de negocio mediante las fusiones, sobre todo las fusiones frías, lo que trae consigo que las cajas de ahorro se unan en torno a un banco y que las cajas dejen de existir tal y como las hemos conocido en los últimos doscientos años.

En Castilla y León el interés por esta segunda ronda, y se espera que sea definitiva, de fusiones de cajas de ahorro se centra en lo que haga Caja España-Caja Duero. Muchas expectativas estaban depositadas en esta gran Caja con el fin de convertirla en la gran institución financiera de Castilla y León.

El vicepresidente de la Junta y consejero de Economía, Tomás Villanueva, ha actuado en algunos momentos como auténtico portavoz de la Caja, valorando decisiones que sólo competían a los órganos de gobierno de la Caja. Al final, la gran Caja de Castilla y León tiene que buscar aliados fuera de esta Comunidad, convertirse en un banco de forma inexorable, instalar la sede social en Madrid y hacer hueco a inversores externos, que ojalá no sean los árabes de Qatar, que es lo único que le faltaba a la Caja. Uno de los éxitos de la fusión entre Caja España y Caja Duero fue el respeto de la personalidad jurídica de las Cajas y de su Obra Social, razón de ser de las cajas de ahorro, así como el del apego a su territorio histórico, en este caso Castilla y León. Ahora esos éxitos se diluyen.

Da igual que la gran Caja se fusione con Unicaja, con el Banco Mare Nostrum, o con el de la Caixa. Los vaivenes normativos del Gobierno central, sus continuas indecisiones a la hora de afrontar la crisis económica y el excesivo celo de la Junta de Castilla y León por el control político han conseguido que Castilla y León se quede sin una caja de ahorros de referencia.

teresa sánchez-vaquera

ABC

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