La búsqueda de socios con los que formar entidades
financieras más grandes, más consolidadas y sobre todo, de mejor
solvencia acapara la actividad de los grupos directivos de las cajas de
ahorros con sede en Castilla y León. A lo largo del último año y medio
se han sucedido las noticias sobre acercamientos, contactos y acuerdos
de fusión que han generado al mismo tiempo opiniones contrarias y
contrapuestas en la sociedad castellana y leonesa. Las divisiones, antes
que económicas o políticas, han tenido también un carácter provincial o
territorial, lo que ha provocado discusiones en el seno de los partidos
políticos ya que sus afiliados en uno u otro rincón de la comunidad han
defendido criterios más de una vez opuestos, incluso en contra de los
argumentos de su propia organización.
Una sociedad conjunta, formada por las seis cajas de
ahorro existentes en Castilla y León, ha pasado el año 2010 a la espera
de acontecimientos y sobre todo, a la espera de futuro. Porque la
configuración de fuerzas surgida de los procesos de fusión modifica las
anteriores posiciones en el seno Madrigal de Participaciones, la entidad
de capital riesgo constituida por las entidades a petición de la Junta
de Castilla y León para invertir en empresas y en sectores considerados
por los poderes públicos como estratégicos para la economía de la
comunidad autónoma. Madrigal ha invertido en estos años una cifra de
165,140 millones de euros en seis empresas. La mayor de estas
cantidades, 60 millones de euros, supusieron la entrada en el Grupo Siro
en junio de 2009. Ese año se acordó la participación en el grupo
aeronáutico Aciturri, del que se adquirió el 18% a cambio de una cifra
de 30 millones de euros. Como el presupuesto del 2009 (75 millones) no
daba para abonar el total, hubo que esperar hasta el inicio del presente
ejercicio económico para poder desembolsar otros 15 millones de euros
de esta incorporación. Así que a lo largo del 2010, Madrigal ha
estudiado posibles proyectos de inversiones, pero con un fondo
disponible de 5 millones de euros.
«Hasta que no se consuma no es necesario pensar en más
aportaciones», declaró en enero el entonces presidente de la Federación
Regional de Cajas de Ahorros y, por tanto, de Madrigal, el también
presidente de Caja de Ávila y de la diputación provincial abulense,
Agustín González. Desde entonces, las cosas han cambiado. Caja España y
Caja Duero ya forman una única entidad, que posee el 65,68% de Madrigal,
mientras que Caja de Burgos se ha integrado en Banca Cívica a la que
ahora mismo se incorpora Cajasol en calidad de copresidente.
Caja de Ávila y Caja Segovia, a las que la Junta quería
incorporar a Banca Cívica, se han inclinado por su integración en el
Sistema Integral de Protección y Solvencia (SIP) liderado por Caja
Madrid y Bancaja, mientras que Cajacírculo ha formado su propio SIP con
la aragonesa CAI y Caja Badajoz.
La dispersión de lo que el presidente de la Junta Juan
Vicente Herrera quiso conformar hace dos años como «el músculo
financiero de la comunidad» ha generado diferencias en los organismos en
los que participan estas seis entidades. De hecho, los cinco millones
restantes del presupuesto de Madrigal para este año no fueron utilizados
en la reunión convocada en junio último. Ninguno de los proyectos
estudiados llegó entonces hasta una mesa de discusión donde las cajas,
sobre todo las cuatro pequeñas: Caja de Burgos, Caja Segovia, Caja de
Ávila y Cajacírculo, reclaman una reorganización dado que la fusionada
controla dos tercios del total. Eso sí, los estatutos regulan que
ninguna de las cajas podrá imponer su mayoría por su participación en
las inversiones, una cláusula de salvaguarda que tampoco gusta al otro
lado, en la mayoritaria.
Amenaza de liquidación
Precisamente sobre Caja España y Duero recayó en junio la
responsabilidad de presentar a la Federación Regional de Cajas de
Ahorro una nueva regulación tanto de este organismo como de Madrigal.
Las fuentes indican que será después de que finalicen las fusiones,
cuando se conozca el peso de cada una en los bancos recién formados,
cuando se presentará ese documento. La Junta, por boca del
vicepresidente Tomás Villanueva, auguró en junio que si Caja de Ávila y
Caja Segovia terminaban en la influencia de Caja Madrid y Bancaja,
Madrigal podría considerarse liquidado. El fin de año, con la
culminación del proceso de fusiones, será el momento a partir del cual
se sabrá si se cumplen aquellas palabras o la sociedad de inversiones
conjunta aún tiene futuro.
JULIO G. CALZADA | VALLADOLID.