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CAJA BADAJOZ. ¿FUSION?
Julián Carretero Secretario CC.OO.
«Es imprescindible que se mantenga la naturaleza jurídica de la entidad»
-¿Ve necesaria la fusión de las cajas de ahorro extremeñas?
-Creo que es conveniente. Soy partidario de las fusiones por voluntad. Las obligadas por la necesidad suelen suceder cuando las cosas no van bien. Hemos venido defendiendo reiteradamente la fusión porque sería muy importante contar con más músculo financiero, para que fuera el motor de un giro del modelo de crecimiento. Por otro lado, es lógico pensar que una entidad más grande puede afrontar también mejor las situaciones financieras de cara a los usuarios.
-Actualmente, ¿se dan las circunstancias necesarias?
-Precisamente porque creo que se debe ir a una fusión por voluntad, todo lo que sea dejar correr el tiempo no beneficia. Estas cosas hay que abordarlas. Pero creo que la actual situación económica no debe ser ningún impedimento. Siempre y cuando, lógicamente, existan las voluntades y los consensos necesarios. La premisa fundamental es que haya un plan de viabilidad empresarial que la justifique. Si no lo hay, no tiene sentido. En segundo lugar, hay que buscar unos objetivos. El principal debe ser contribuir de mejor manera al desarrollo económico. Ese objetivo está consensuado en términos sociales y políticos.
-Habla de beneficios, ¿y los problemas?
-Hay que tener en cuenta que estas cosas necesitan unos plazos, que además son diferentes. Tomar la decisión es lo que menos tiempo lleva, ejecutar el proceso tarda más, son las cuestiones técnicas de cualquier fusión. A veces se da más importancia a cosas menores, como la sede o el nombre que tendrá. Lo más importante es la cuestión económica y de empleo. Sin embargo, lo que más me preocupa es que hay que mantener la naturaleza jurídica de la caja. Eso significa que el mayor peso de las decisiones tiene que seguir teniendo un valor político y social. Hay muchos ojos puestos en esto y la banca privada lleva años detrás de las cajas para meter el diente.
-Para culminar el proceso, ¿debe haber cambios externos, en el ámbito social, político?
-No tiene que haber una preparación de la sociedad. Estas cosas no la influyen. Y es que hablamos de estas cosas como si fueran algo extraordinario. Aquí se ha dado, con Caja Cáceres y Caja Plasencia. Fuera se está dando en Andalucía, Castilla y León...
-¿Ve necesario que se incluya a entidades de fuera de la región? Usted fue de los primeros en hablar de ello...
-Lo único que yo puse de manifiesto es, ni más ni menos, que poner encima de la mesa lo que todo el mundo sabe. Seríamos ilusos si pensáramos que cualquier proceso en esa dirección se iba a quedar en el ámbito regional. Siempre y cuando responda a una serie de objetivos y se mantenga la naturaleza jurídica de las cajas.
-¿Le parece que los pasos que se han realizado hasta el momento son los correctos?
-Hasta que no se tenga un dictamen, no sé si la Comisión de la Asamblea va a a contribuir. De todas maneras, creo que hay que quitarle dramatismo. Son los órganos de gobierno los que deben tomar la decisión. Ese respeto hay que tenerlo. La naturaleza social de las cajas hace que tenga que haber un debate social y político. Lo que sería malo es que prevaleciera un planteamiento político sobre uno de viabilidad económica. Si lo que se ha planteado era un camino a resolver porque la sociedad tiene cosas de decir sobre el tema, pues está bien.
-Creo que es conveniente. Soy partidario de las fusiones por voluntad. Las obligadas por la necesidad suelen suceder cuando las cosas no van bien. Hemos venido defendiendo reiteradamente la fusión porque sería muy importante contar con más músculo financiero, para que fuera el motor de un giro del modelo de crecimiento. Por otro lado, es lógico pensar que una entidad más grande puede afrontar también mejor las situaciones financieras de cara a los usuarios.
-Actualmente, ¿se dan las circunstancias necesarias?
-Precisamente porque creo que se debe ir a una fusión por voluntad, todo lo que sea dejar correr el tiempo no beneficia. Estas cosas hay que abordarlas. Pero creo que la actual situación económica no debe ser ningún impedimento. Siempre y cuando, lógicamente, existan las voluntades y los consensos necesarios. La premisa fundamental es que haya un plan de viabilidad empresarial que la justifique. Si no lo hay, no tiene sentido. En segundo lugar, hay que buscar unos objetivos. El principal debe ser contribuir de mejor manera al desarrollo económico. Ese objetivo está consensuado en términos sociales y políticos.
-Habla de beneficios, ¿y los problemas?
-Hay que tener en cuenta que estas cosas necesitan unos plazos, que además son diferentes. Tomar la decisión es lo que menos tiempo lleva, ejecutar el proceso tarda más, son las cuestiones técnicas de cualquier fusión. A veces se da más importancia a cosas menores, como la sede o el nombre que tendrá. Lo más importante es la cuestión económica y de empleo. Sin embargo, lo que más me preocupa es que hay que mantener la naturaleza jurídica de la caja. Eso significa que el mayor peso de las decisiones tiene que seguir teniendo un valor político y social. Hay muchos ojos puestos en esto y la banca privada lleva años detrás de las cajas para meter el diente.
-Para culminar el proceso, ¿debe haber cambios externos, en el ámbito social, político?
-No tiene que haber una preparación de la sociedad. Estas cosas no la influyen. Y es que hablamos de estas cosas como si fueran algo extraordinario. Aquí se ha dado, con Caja Cáceres y Caja Plasencia. Fuera se está dando en Andalucía, Castilla y León...
-¿Ve necesario que se incluya a entidades de fuera de la región? Usted fue de los primeros en hablar de ello...
-Lo único que yo puse de manifiesto es, ni más ni menos, que poner encima de la mesa lo que todo el mundo sabe. Seríamos ilusos si pensáramos que cualquier proceso en esa dirección se iba a quedar en el ámbito regional. Siempre y cuando responda a una serie de objetivos y se mantenga la naturaleza jurídica de las cajas.
-¿Le parece que los pasos que se han realizado hasta el momento son los correctos?
-Hasta que no se tenga un dictamen, no sé si la Comisión de la Asamblea va a a contribuir. De todas maneras, creo que hay que quitarle dramatismo. Son los órganos de gobierno los que deben tomar la decisión. Ese respeto hay que tenerlo. La naturaleza social de las cajas hace que tenga que haber un debate social y político. Lo que sería malo es que prevaleciera un planteamiento político sobre uno de viabilidad económica. Si lo que se ha planteado era un camino a resolver porque la sociedad tiene cosas de decir sobre el tema, pues está bien.
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