Archivado en Comunicados, Mujeres e Igualdad

Imprescindible abordar con enfoque de género la discriminación laboral y social que afecta a personas con VIH.

En el mundo, la mitad de las personas afectadas por el VIH/sida son mujeres. Cada minuto, una mujer más lo contrae. Como recuerda la OIT, Las mujeres están más expuestas que los hombres a la infección y muchas veces resultan afectadas más gravemente que los hombres. 


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Cuanto mayor es la discriminación de género en la sociedad, cuanto más interseccionan otros factores como la precariedad laboral y económica, la pobreza, la exclusión o la inmigración, y cuanto más subalterna es su posición en sus grupos sociales, más fatales son para ellas los efectos del VIH. La promoción de la igualdad de género y la lucha contra la violencia hacia las mujeres, junto a su empoderamiento económico, laboral y social, son factores clave para frenar la discriminación y el estigma hacia las personas con VIH.

El 49% de las personas infectadas por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en el mundo son mujeres. Son 16,7 millones (ONU, 2012). 3 de cada 4 viven en África. En España, 1 de cada 5 personas con VIH son mujeres, y el porcentaje sube a más del 52% entre los nuevos casos en la población inmigrante. Mientras, los recortes presupuestarios de las Administraciones Públicas amenazan la viabilidad de los programas de prevención y control de VIH/sida. Las actividades de lucha contra esta enfermedad han perdido en cinco años entre un 50% y un 70% del presupuesto que tenían asignado (EL País, 28.11.2013). Un escenario principal en la discriminación y el estigma social de las personas afectadas es el laboral. La discriminación en el puesto de trabajo, o en el acceso al mismo, es la primera causa de las denuncias (29%).

La OIT señala que el VIH/SIDA no afecta del mismo modo a las mujeres y a los hombres, incidiendo en desigualdades estructurales de género que hacen más difícil a las mujeres impedir la infección o mitigar su impacto: por la situación de subordinación sexual y económica en su matrimonio o en su vida social, por lo que no pueden negarse a relaciones sexuales sin riesgo o rechazar las poco aseguras; por estar expuestas en los lugares de trabajo a la amenaza del acoso sexual, y en general, a la violencia de género; porque son mayoría en la economía informal, trabajando por salarios muy bajos, sin derechos, sin prestaciones y sin seguro médico; porque la pobreza acentúa claramente la vulnerabilidad al SIDA; porque suelen ser quienes cuidan a personas enfermas; por el trabajo sexual sin protección...

La Confederación Internacional de Sindicatos (CSI) reclama, en su declaración contra el sida (2013), especial atención a los enfoques que tengan en cuenta la perspectiva de género: “El VIH y el SIDA siguen afectando de manera desproporcionada a las mujeres de todo el planeta. Cada minuto, una mujer joven contrae el VIH. El riesgo de contagio del VIH es el doble cuando se trata de un hombre infectado y una mujer sana, que viceversa. El VIH se ve exacerbado por las desigualdades de género y por determinadas normas perjudiciales relacionadas con el género, incluyendo la violencia de género y el acoso sexual, así como la pobreza, la discriminación y la exclusión social. La crisis económica mundial tiene importantes consecuencias para las mujeres, agravando su situación históricamente desfavorecida. Estas consecuencias no aparecen adecuadamente reflejadas en las estadísticas, y es sumamente difícil hacer un seguimiento de las repercusiones de la crisis económica tanto en la economía informal como en la economía reproductiva (cuidados/familia). Las mujeres siguen estando fuertemente expuestas al virus del VIH, siguen teniendo un acceso rigurosamente restringido a la prevención y al tratamiento, así como un acceso extremadamente restringido a empleos de calidad y a la protección social. Al mismo tiempo, los sistemas de sanidad pública en los países con la mayor prevalencia de VIH no tienen la capacidad para proporcionar los cuidados ni el apoyo emocional que los enfermos necesitan. Son las mujeres las que cargan con la responsabilidad de los cuidados – y este trabajo sigue sin estar ni reconocido ni remunerado”. 

Por estas condiciones de desigualdad en la pareja, en lo laboral y en lo social, que todavía viven muchas mujeres, por la exposición a la discriminación múltiple y a la violencia de género, y por el especial impacto que crisis y recortes tienen en las condiciones de trabajo y de vida de las mujeres, desde CCOO trabajamos promoviendo el empoderamiento personal y colectivo de las mujeres en todos los ámbitos, así como por integrar una educación sexual y afectiva basada en los principios de igualdad y diversidad y por atajar cualquier tipo de discriminación laboral y social basada en el trato.  

CCOO, con otras organizaciones, reclama al gobierno un compromiso público con la Recomendación 200 de la OIT  sobre el Sida y el mundo del trabajo (R200) y la aprobación de la Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación (Ver Manifiesto El VIH y el sida, una cuestión con importantes implicaciones en el ámbito laboral)

(www.ccoo.es)


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