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El verano en el Grupo Cajamar es insostenible. Cada ausencia, cada baja y cada descanso legítimo se convierten en una carga injusta.
El verano en el Grupo Cajamar es insostenible. En algunas oficinas y departamentos, la realidad ha cruzado la línea de lo asumible. Cada ausencia, cada baja y cada descanso legítimo se convierten en una carga injusta para quienes siguen sosteniendo el día a día.
Las vacaciones, que son un derecho recuperador, no se cubren; las ausencias por motivos médicos o familiares, tampoco. El resultado: plantilla agotada, tensa, preocupada incluso en sus días de descanso por lo que les espera al regresar, y por la carga que les ha quedado a sus compañeros y compañeras.
A esta deficiencia de personal se suma un cóctel explosivo: tareas administrativas sin fin, ventas complicadas, reconsideraciones de operaciones o tarifas que trabajan una y otra vez, burocracia que embiste sin clemencia… Y quien te tiene que dar respuesta a ti, está igual que tú... nadie ve la luz al final del túnel.
Además hay factores invisibles pero determinantes: la edad media elevada de la plantilla, la conciliación familiar, los imprevistos cotidianos que en otro contexto serían sencillos, ahora colapsan este sistema redimensionado al extremo, y esto se paga con la salud de todos y todas.
Nuestros principios éticos, sociales y laborales que deben guiar cada decisión, cada planificación, las vacaciones tienen que cubrirse, las bajas también y la conciliación tiene que estar presente.
Todos los derechos se conquistan dos veces: cuando se conquistan y cuando se ejercen. Y ejercerlos exige medios, exige compromiso, exige organización. No basta con recordar que somos diferentes: hay que demostrarlo.
Desde CC.OO. pedimos MÁS PERSONAS, MÁS MEDIOS, MENOS BUROCRACIA