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El nuevo mapa bancario a seis meses vista

El nuevo Gobierno quiere que la reestructuración del sistema financiero esté cerrada antes de junio. Se esperan más fusiones y que queden sólo las entidades más grandes y fuertes.

27-12-2011 -


Este artículo se publicó originalmente en Caja Murcia (Servicios CCOO en Caja Murcia) ,


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27-12-2011 -

Expansíon.- Seis meses. Es el plazo que ha dado el nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la banca para que termine de llevar a cabo su reestructuración. Antes de junio de 2012 el proceso tiene que estar terminado, según dejó claro en el discurso de su investidura.

Las entidades tendrán que sanear sus balances asumiendo las pérdidas que tienen en el ladrillo. Un proceso que implica la venta rápida de todos los inmuebles terminados que tienen en cartera y la puesta a valor de mercado de los activos ilíquidos (léase suelo y promociones sin terminar, especialmente en determinadas zonas de la costa).

Inexorablemente, este reconocimiento de pérdidas llevará a algunas entidades a tener que ser recapitalizadas y esto, según aseguró el presidente, tiene que conllevar más fusiones.

A falta de más concreción, las palabras de Rajoy parecen indicar que el nuevo Gobierno asume la tesis de los grandes bancos del país (Santander; BBVA; La Caixa; o Popular, para citar algunos), que rechazan la creación de un banco malo público sistémico y piden que sólo se concedan ayudas públicas a cambio de que quien la reciba sea absorbido por alguna entidad más fuerte.

En este escenario, se puede esperar que en los próximos meses se acelere la segunda oleada de consolidación que han iniciado Popular, con la compra de Pastor, y Sabadell, con la absorción de CAM. “Es probable que el proceso de reestructuración conduzca a una mayor consolidación en el sistema”, afirman los analistas de Barclays. Según Alberto Roldán, jefe de análisis de Inverseguros, “del discurso de Rajoy se pueden sacar dos cosas claras: que no habrá banco malo para todos y que el PP impulsará las fusiones”.

Una tesis compartida no sólo por los expertos, sino por los propios protagonistas del sector financiero. Así lo han manifestado en los últimos días el presidente de Popular, Ángel Ron, o el consejero delegado de Sabadell, Jaume Guardiola, para citar sólo algunos ejemplos.

Las nacionalizadas, a la venta
Se da por hecho que Santander, BBVA y CaixaBank tendrán que ser protagonistas de los próximos movimientos, tras haber declinado las reiteradas invitaciones del Banco de España para que se hicieran cargo de CAM.

Obviamente, las primeras a salir al mercado deberían ser las cajas intervenidas por Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), las catalanas CatalunyaCaixa y Unnim, Banco de Valencia y NovaCaixaGalicia. En concreto, la entidad gallega acaba de comunicar el resultado de la primera fase de su intento de recapitalizarse por la vía privada, en el que obtuvo apenas 70,4 millones de euros sobre un total de 2.465 millones que necesita para devolver el dinero al FROB.

Aunque el plazo para encontrar estos recursos se acabe el próximo septiembre, y la entidad haya asegurado que para la próxima primavera podrían incorporarse al proyecto pudientes empresarios gallegos que operan en el extranjero, resulta muy difícil creer que NG Banco conseguirá su objetivo.

¿Quién compra a quién?
Para CatalunyaCaixa suena BBVA como comprador, ya que el segundo banco español ha reconocido públicamente, en más de una ocasión, que su interés está en crecer en Cataluña.

A su vez, se rumorea con que NovaGalicia Banco podría ser presa de Santander, ya que el banco que preside Emilio Botín mostró interés, el pasado marzo, por comprar parte de la red de oficinas que puso en venta la entidad. De comprar algo, probablemente lo haría a través de su filial Banesto.

Sin embargo, hay expertos que creen que el mayor banco español intentará por todas las maneras no verse implicados en compras en España. Es la opinión de Roldán, que cree que Santander no tiene ningún interés en aumentar su presencia doméstica. Ve más probable que a comprar sean CaixaBank y BBVA y que también habrá más absorciones entre cajas. Al final del proceso, estima que se quedarán en España entre diez y quince entidades.

Por su parte, Juan Pablo López, analista de BEI, pide prudencia a la espera de ver en qué queda la idea expresada por Rajoy de que los bancos limpien balances asumiendo pérdidas. “Claro que hay que vender los edificios terminados, pero ¿hay compradores? Y ¿habrá financiación?”, se pregunta este analista. En todo caso, coincide en que estos movimientos forzarán a una mayor consolidación. Entre los posibles compradores, cita, además de los grandes, a Unicaja (que está cerrando la absorción de Caja España Duero); Ibercaja y Kutxa Bank (el banco de la fusión de las tres cajas vascas).

Los expertos coinciden en que estas entidades tendrán que jugar un papel activo en los próximos meses porque están saneadas y bien capitalizadas, pero todavía tienen un tamaño insuficiente.
Eso sí, queda el problema de ver de dónde saldrá el dinero para sufragar las absorciones de entidades débiles. Por lo que atañe a las entidades intervenidas, en el sector se da por hecho que los potenciales compradores

Bankia
En este escenario, uno de los mayores obstáculos que tendrá que superar el nuevo Gobierno para llevar a cabo la reestructuración es Bankia. “La genérica se le está acabando, tiene enormes vencimientos en los próximos trimestres y mucha exposición tóxica a activos inmobiliarios, a pesar de lo que ha dejado en Banco Financiero y de Ahorro, su matriz”, según fuentes del sector.

Roldán también coincide en que Bankia es un problema, porque es demasiado grande para venderla y trocearla significaría malvender, “algo que el Gobierno no querrá hacer”. La entidad, según este experto de Inverseguros, tiene un serio problema comercial y está prácticamente paralizada, sin ser capaz de aprovechar el potencial de once millones de clientes.

Bankinter, la expceción
Bankinter podría quedarse como la excepción en el nuevo mapa bancario, quedándose pequeño y en solitario mientras todo se consolida a su alrededor. Tiene la fortaleza financiera y la solvencia adecuada para hacerlo, opinan los analistas, además de un modelo de negocio que le permite diferenciarse como banco de nicho. “Aunque esté fuerte, es demasiado pequeño para ponerse a comprar. Además, lo que hay en el mercado y sea accesible por tamaño, como el Banco de Valencia, no les interesa porque sería crecer en retail”, según un experto.

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