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Más (con)fusión

Pese a las buenas palabras de otras épocas, la fusión de Caja Duero y Caja España está dejando más sombras que luces. Al margen de cuestiones internas que posiblemente nunca se conozcan es evidente que no se acaban de fiar la una de la otra. Saben que están condenadas a entenderse, pero no encuentran el modo de hacerlo sin que se sientan como las «vencidas» del proceso.


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Pese a las buenas palabras de otras épocas, la fusión de Caja Duero y Caja España está dejando más sombras que luces. Al margen de cuestiones internas que posiblemente nunca se conozcan es evidente que no se acaban de fiar la una de la otra. Saben que están condenadas a entenderse, pero no encuentran el modo de hacerlo sin que se sientan como las «vencidas» del proceso.
La realidad es que la fecha marcada para que la unión sea real expira mañana y no será hasta hoy cuando se pueda aventurar si finalmente ambas entidades someten a la votación de sus consejos el informe de negocio conjunto y la petición de ayudas del FROB. La situación sería insólita sino fuera porque ya se produjo hace menos de tres meses. Como en aquella ocasión, es el poder -presente y futuro- lo que provoca las diferencias.
Fue a finales de diciembre cuando las comisiones negociadoras de ambas entidades anunciaban su «ruptura». Eran incapaces de acordar un reparto ajustado de sedes y de puestos y se levantaron de la mesa para hacer sonar las voces de alarma sobre el futuro de la fusión. Como ha sucedido de nuevo ahora, la Junta y especialmente el Banco de España «intervinieron» a tiempo y con la suficiente convicción para que ambas partes se volvieran a sentar y celebraran dos reuniones tan intensas como largas y cerraran un pacto que hoy se comprueba que no era el deseado, al menos para la entidad salmantina. Pese a todo, se pudo avanzar y ambos consejos dieron su visto bueno al mismo.
El FROB espera
Faltaba únicamente cerrar el informe de negocio conjunto, actualizado a fecha de 30 de diciembre como reclamaba Europa. Era el paso necesario para que las dos entidades fueran una única y contaran con un dinero muy importante -algo más de 500 millones de euros- para comenzar esta nueva etapa con cierto margen de actuación.
Sin embargo, la traslación del conocido como «Pacto de Tordesillas» al papel ha vuelto a destapar la «caja» de los truenos. La entidad salmantina -o la parte más «local» de ella- ha entendido ahora que el acuerdo alcanzado sólo sería beneficioso para sus intereses si se mantiene tal cual a lo largo de los años. No quieren ni oír de hablar de que lo firmado sólo valga para los dos años que se consideran de transición. Temen que en el nuevo Consejo que se forme las decisiones vayan por otro lado. Caja España, en cambio, defiende que lo lógico es que una vez pase este periodo inicial el principal órgano de gobierno de la «supercaja» tiene que tener las manos libres para poder tomar sus propio camino.
En esas estamos. Caja Duero ha propuesto -mediante un «blindaje»- que el presidente de la fusión no tenga poder ejecutivo y que los pactos alcanzados sólo se puedan modificar con el voto de cuatro quintas partes del Consejo y la Asamble. A última hora también ha exigido que antes de votar se conozca el nombre del director general, máximo responsable de la futura Caja. Lo hizo, además, después de que el vicepresidente de la Junta, Tomás Villanueva, mostrara un inusual enfado con los «movimientos» de la salmantina y le avisara de nuevo del riesgo de intervención del Banco de España. Además, y para complicar más las cosas, planteó la opción de que Caja España pudiera sumarse a Burgos, Ávila y Segovia en el proyecto de Banca Cívica.
Tampoco le ha hecho ni pizca de gracia al órgano regulador el planteamiento de la entidad presidida por Julio Fermoso, por lo que ha recordado a ambas que los plazos se agotan y puede hacer uso de sus competencias.
Duero convoca hoy
Ante este panorama hoy es un día clave par saber si las posturas se pueden acercar y vuelve un consenso ahora «roto». Si nada cambia, Caja España prevé seguir con los planes iniciales y votar mañana la fusión. Caja Duero, en cambio, que convocará hoy a sus consejeros para la cita de mañana, apuesta más por continuar analizando los detalles de la operación antes de sumarse a la misma.
Los más optimistas creen que o bien se arreglan todos los males o bien se fija otra fecha -esta misma semana- que dé un mayor margen para cerrar unas diferencias que en el caso de la elección del director general parecen insalvables. Y es que ni siquiera hay sintonía en cuanto a que Lucas Hernández, como quiere parte de Caja Duero, sea el elegido para regir los destinos de una fusión en el aire.

J. M. AYALA | VALLADOLID
ABC

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