El Banco de España controlará las cajas si no alcanzan la fusión en 3 días

Caja España y Caja Duero se reúnen hoy de nuevo debido al ultimátum estatal

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Lejos de la inocencia del 28 de diciembre, cuando se levantaron sin opción de acuerdo, las comisiones negociadoras de Caja España y Caja Duero se reunirán hoy con un elemento nuevo sobre la mesa. Un acicate de apremio, lanzado por el Banco de España el pasado martes, cuando exhortó a los responsables de las dos entidades financieras a cerrar la fusión antes del 7 de enero, con la advertencia de que si el proceso no avanza la ley le permite auditar y controlar aquellas cajas que no puedan subsistir por sí mismas en el actual marco. Ambas encajan en esta medida de intervención del organismo estatal, como tuvieron que escuchar los responsables de las dos cajas en un encuentro que elevó el tono de recomendación de anteriores citas para convertirse en un ultimátum. Poco margen más abrieron los representantes estatales, que no cerraron la posibilidad de buscar acuerdos con entidades de otras comunidades, pero insistieron en que el tiempo es limitado por el contexto.

La advertencia deja un plazo de tres días para cerrar el acuerdo, que podría consistir incluso en una integración parcial encaminada a la fusión total futura. Como muy tarde mañana debería estar definido el documento, que tendría que ser ratificado por los consejos de administración de ambas entidades, antes de presentarse el día 7 ante el Banco de España con los deberes hechos. Pero el escollo se mantiene en el reparto de poder, sobre el que el enroque de posiciones augura un nuevo desencuentro. Caja España mantiene su apuesta de un reparto «equitativo», en el que León se quedaría con la sede social -tanto en la nominación del mandatario como en el asentamiento físico de presidencia, asamblea y secretaría- con un porcentaje de los servicios centrales -entre los que se cuenta el departamento de informática- y una dirección general adjunta, con el objetivo de establecer una dirección de dos cabezas.

Este criterio de reparto lo rechaza Caja Duero, que expone que tan sólo la sede social supone el 50% del poder, aunque ni siquiera acepta quedarse con esta parte, como contestaron sus negociadores a la propuesta hecha por Caja España en un momento de la negociación del día 28. Lejos de esto, parapetados en el argumento de que su postura económica es mejor, los portavoces de la entidad asentada en Salamanca reclama todos los servicios centrales, la Obra Social y la dirección general única. Un órdago que permitiría a su presidente, Julio Fermoso, ponerse delante de la Junta con el argumento de que se intentó y ante su asamblea con el mérito de no haber sucumbido a una fusión con amplia contestación social en tierras charras.

El hastío del Banco de España -tras 5 meses de negociaciones en los que incluso hubo tiempo para que Caja Burgos hiciera mutis por el foro- condiciona la actuación de las dos entidades, entregadas hasta ahora a un ejercicio de autocomplacencia, obediencia a la Junta y guiños a la galería que culminaron en el atolladero de la pasada semana: el lunes, rompieron la negociación; el martes, acudieron al organismo regulador estatal para recibir el aviso; y el miércoles, aprobaron en sus consejos retomar la negociación. Hoy, en el parador de Tordesillas, deben escribir un nuevo capítulo del serial que amenaza con ser más sainete que épico.

f. ramos / a. caballero | león

Diario de León

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