Recientemente, en La Rioja, se ha llevado a cabo la comunicación de Bajas en Bankia de diferentes maneras: a algunos se les aceptó la Baja Voluntaria con fecha de salida, a otros empleados se les ha comunicado la aceptación sin informarles cuando abandonarán la entidad, finalmente, un amplio colectivo de compañeros recibió una carta donde se indica que deberán esperar a la fase de reestructuración correspondiente al puesto de trabajo en la unidad en que prestan sus servicios.

El envío de estas comunicaciones ha coincidido con la reestructuración de los Servicios Centrales que quedaban en la antigua Caja Rioja para la integración en el sistema NOS. El desenlace final ha sido la práctica desaparición de todos los puestos de trabajo de los compañeros afectados que, salvo sonoras excepciones y las derivadas de la legislación vigente, han sufrido una falta real de oportunidades para mantener el empleo en la red comercial o en la Territorial. Nos hubiera parecido más lógico que los Servicios Centrales se reestructurasen a la vez que la Red de Oficinas posibilitando la recolocación de todos estos compañeros.

A todo esto se añaden los mensajes tranquilizadores, lanzados hasta hace bien poco por ciertos responsables de Bankia a los compañeros de Servicios Centrales de La Rioja, asegurándoles que no tenían de que preocuparse, ya que tras la integración les asignarían las sucursales más cercanas a sus domicilios. Sin embargo, hemos comprobado que lejos de cumplir esta promesa les han considerado, en muchos casos, una “especie a extinguir”.

Pero lo más grave visto hasta ahora han sido las maneras de ejecutar el despido forzoso de un empleado convirtiéndolo en un espectáculo bochornoso, con unas formas totalmente improcedentes e impropias en nuestra sociedad.

Todo este tipo de actuaciones degeneran el clima laboral y fomentan la desconfianza hacia nuestra entidad y su gestión del ERE, haciendo mucho más difícil que la eficiencia que tanto busca Bankia pueda conseguirse de esta manera.