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Las 9 de AON entrevista

#Las9deAON: Ya nada es igual

Rosa María Mantecón Agudo.- Revista Trabajadora .- Las trabajadoras cántabras que fueron despedidas por organizarse en una lista de CCOO en abril, lograron, primero su readmisión y, después, ganar las elecciones sindicales en su empresa. Hablamos con ellas ahora que todo ha cambiado.


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LA EMPRESA de telemarketing cántabra AON Mobile está ubicada en un polígono industrial en el municipio de Cartes. Allí lo único que desentona es el bar La Nave, con un toque Ikea que contrasta con la angulosa realidad exterior.

AON está en una nave tuneada por fuera con vidrios opacos y desde hace unas semanas cuelga de esa fachada la prueba de que algo ha cambiado, que algo está cambiando: una escalera de emergencia se precipita con suavidad desde el primer piso.

Nada es igual en AON desde que la empresa echó a #Las9deAON por tratar de armar una candidatura sindical de CCOO en abril de este año. Han sido meses de conflicto, concentraciones, presiones empresariales, el juicio y, finalmente, la readmisión de las trabajadoras tras un acuerdo en sede judicial, una nueva candidatura y un triunfo increíble el 8 de octubre: la lista de CCOO ganó las elecciones con 7 delegadas frente a la lista ‘independiente’ controlada por la empresa.

Nada es igual en AON, regida por un convenio colectivo propio avalado por un comité de empresa a su servicio que es aún peor que el ya precario convenio colectivo del sector. Desde que el caso de #Las-9DeAON le reventó a la empresa, AON ha ‘descubierto’ que le debía dos días de vacaciones al año a sus trabajadoras, que debía reconocer las 35 horas anuales de horas médicas, que faltaban dos descansos visuales de 5 minutos al día, que podía subir los ridículos salarios según el IPC... #Las9DeAON, con la ayuda de la Federación de Servicios de CCOO en Cantabria, denunciaron a la Inspección de Trabajo la falta de salidas de emergencia o de extintores... ya los hay.

“Antes nos robaban, pero el miedo es muy poderoso”, dice una de las nuevas delegadas sindicales de CCOO en la empresa. En una mesa de La Nave, porque la empresa no cede un local para la representación sindical, se reúnen cinco de las siete delegadas (Carmen Gloria Gómez y Héctor Manrique están fuera en este día de gélido sol cántabro). Entre las presentes en “la mesa de reuniones”, dos de #Las9deAON: Patricia Pinto y Arantxa Varela; las otras 7 decidieron seguir sus caminos por otras rutas porque encontraron empleos acordes a su formación, “o porque estaban muy quemadas, porque esto ha sido muy duro”.

Patricia, sin embargo, quería: “Terminar lo que empezamos”. Ahora, relata Patricia: “Ya nada es igual”. Se ha quebrado el miedo, estas mujeres que lucharon en medio de un silencio atronador sintieron el respaldo de la plantilla en unas elecciones en las que votó el 82%, y ahora: “Somos un referente para mucha gente dentro de la empresa”.

 

 Desde que el caso de #Las-9DeAON le reventó a la empresa, AON ha ‘descubierto’ que le debía dos días de vacaciones al año a sus trabajadoras, que debía reconocer las 35 horas anuales de horas médicas, que faltaban dos descansos visuales de 5 minutos al día, que podía subir los ridículos salarios según el IPC...

 

“Nada de esto habría sido posible sin el apoyo de CCOO. Sin el sindicato no habría pasado nada”, explica Arantxa, que también cuenta como sus mellizos de 8 años la han acompañado en la lucha y han celebrado como el que más el triunfo de su madre y sus compañeras.

“O te organizas o no haces nada”, asegura Ana Isabel Cuena, una de las delegadas más jóvenes y que no duda en reconocer que se lo pensó mucho para entrar a la lista: “Tienes miedo porque piensas: ‘si me pongo en el foco llegan las represalias’, pero no me arrepiento del paso que hemos dado”.

La experiencia de abril, los despidos por tratar de organizarse, sirvió para ser muy prudentes en esta ocasión: nada de grupos de WhatsApp e, incluso, información estanca. “Yo bajaba todos los días a tomar café con Fátima [Revilla] y durante días no sabíamos ninguna de las dos que habíamos decidido ir en la lista”, recuerda Melani Fernández.

Nada es igual en AON ni en estas mujeres: “Ahora sabemos que no estamos solas”, “Vamos a luchar para que la empresa cumpla la ley”, “Tenemos mucho que aprender pero tenemos al sindicato y a la gente de la Federación”, “Los compañeros son más conscientes ahora de que el miedo adormece y de que nos falta mucha información”... Estamos con mujeres valientes que ya saben lo que es enfrentarse a un grupo empresarial con 34 compañías, miles de empleados y una tendencia a la arbitrariedad tremenda. “Por eso han asumido el goteo de pequeñas mejoras y están a ver si nos pillan a la mínima, porque no quieren que cunda nuestro ejemplo en el resto de sus empresas”, dice una de ellas.

Ya nada es igual porque la lucha organizada ha roto con las estrategias de intimidación habituales en la empresa. Ya en 2012, el grupo al que pertenece AON, despidió a 13 trabajadores que armaron una lista de CCOO y el clima laboral ha sido de presión permanente para quienes pasan por aquí. “Para muchas personas, especialmente las más jóvenes, esto es un trabajo de paso o un complemento, pero para la mayoría este es el sustento”, argumenta Fátima, que es una de las decenas de trabajadoras que sigue en la categoría junior -la más baja- a pesar de llevar seis años en la empresa. Esta “eterna juventud” va en contra del convenio del sector de telemarketing, que obliga a mejorar la categoría tras un año en la compañía, pero es que AON todo se hacía al antojo de sus dueños.

Esto era una nave de gallinas, sin luz, con malas sillas, con poca ventilación... poco a poco vamos mejorando y tenemos que conseguir mucho más”, comenta Patricia, que después de tres años y medio sigue siendo junior, al igual que Melani, después de cinco, o que Ana, después de tres.
De momento, y tras una denuncia, la empresa está convirtiendo contratos temporales en fraude de ley en indefinidos y la batalla de las categorías será la siguiente. “Poco a poco”, repiten de forma escalonada. Han sido siete meses vertiginosos en los que todo ha cambiado y ahora hay que pe-lear cada centímetro con unos jefes: “Que parecen no ser conscientes de que ellos también son trabajadores”.

¿Y la empresa, qué debería hacer? “Pues cambiar el chip”, argumenta una de ellas, “y entender que por cumplir la ley no van a dejar de ganar dinero”. “Bueno es que igual a Alfredo no le gusta ganar medio millón en lugar del millón y medio de ahora”, ironiza otra compañera refiriéndose a Alfredo Pérez, uno de los dueños de AON, al que el diario El Confidencial definió como “El antenista que exprimió la reforma laboral para levantar un imperio”. El ahora también presidente del Racing de Santander acumula empresas y poder en una región donde los puestos de trabajo escasean y donde su habitual amenaza de mover las sedes de sus compañías a alguna comunidad vecina paraliza la crítica.

Por eso el triunfo de #Las9deAON ha sido tan trascendente en Cantabria, porque resumía la situación de un mercado laboral dependiente de un sector Servicios altamente precarizado y feminizado y en el que Pérez instaló la persecución sindical como norma para controlar a sus plantillas.

Ya nada es igual, ni en las mujeres que retaron al poder, ni en AON Mobile, ni en el sindicato, ni en la región.

Rosa María Mantecón (@CCOOCantabria) es secretaría de Comunicación de Comisiones Obreras de Cantabria.

Foto: Revista Trabajadora. De izquierda a derecha: Arantxa, Melani, Fátima, Ana y Patricia.

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