Nos enfrentamos a una nueva huida hacia adelante de una Dirección que entiende el negocio bancario como una sola y exclusiva oportunidad de venta. El cliente solo tiene obligación de comprar y el banco de hacer caja. La prestación de un servicio eficaz a la clientela ha pasado a un segundo o tercer plano de los objetivos del banco. Abundando en esta praxis, y a modo de ejemplo, ahora se impone a los Subdirectores una labor comercial que ocupará casi toda su jornada laboral, condicionando seriamente la operatividad de la oficina.
En estos tiempos de crisis, las buenas ideas valen su precio en oro. Las entidades buscan oportunidades que les posibiliten volver a presentar jugosos resultados, pero no vale todo. Sigamos con el ejemplo, parece muy difícil que con las nuevas funciones de los Subdirectores se pueda dar una atención a los clientes que nos permita ser competitivos en el futuro. Más parece una huida hacia adelante con el único objetivo de maquillar los resultados este año, asegurarse los correspondientes bonus, introducir un nuevo elemento de presión en una plantilla ya muy presionada y el año que viene
ya veremos: en definitiva, una política de pan para hoy y hambre para mañana.
Nos preocupa el futuro que se nos plantea esta Dirección. Las oficinas que ya presentan problemas para prestar una atención adecuada por la escasez de plantilla, a partir de ahora solo podrán dedicarse a vender. Las reclamaciones, incidencias, necesidades y atención a los clientes serán muy difíciles de prestar con una plantilla limitada en muchas ocasiones a un operativo de caja.
Este sinsentido de maltratar a los clientes cuando acuden a la oficina, desatendiendo sus reclamaciones, para luego ir detrás de ellos ofertándoles nuestros productos no tiene ni pies ni cabeza. Están sentando las bases para un futuro poco halagüeño para nuestra entidad pues la base de clientes no es ilimitada y la falta de atención hacia ellos es un secreto a voces.
No suelen reflexionar mucho nuestros Altos Directivos sobre sus decisiones y las consecuencias de sus actos, lo estamos viendo continuamente en Banesto los ejemplos son muchos y variados. Esta actitud prepotente y ajena a la realidad está comprometiéndonos seriamente nuestro futuro. No podemos dejar pasar este momento y ante la cerrazón y el disparate hemos de anteponer la flexibilidad, la profesionalidad y el sentido común.
Septiembre 2011