El tramo final de la negociación para la fusión de Caja España, Caja Duero y Caja de Burgos se está complicando por los aspectos relativos a la ubicación de la sede de la entidad resultante, de la composición del consejo de administración y de los dos puestos directivos más importantes, la Presidencia y la Dirección General.
Los detalles de este tramo final fueron analizados ayer por dirigentes del Banco de España con los directores generales de Caja España (Ignacio Lagartos), Caja Duero (Lucas Hernández) y Caja de Burgos (Leoncio García), que fueron convocados por la autoridad monetaria a un encuentro en Madrid. Pese a que fue calificado por las tres cajas como «uno más» de los que se llevan celebrando desde que comenzó el proceso de unión de negocios e inversiones, fuentes de los negociadores reconocieron a este periódico a lo largo de la tarde que las conversaciones están encontrando al menos cinco escollos que complican «sobremanera» la salida a la fusión.
El primero, al margen del componente político que tiene por la histórica disputa territorial desde que nació Castilla y León como autonomía, lo han encontrado las tres cajas a raiz del análisis de los sistemas operativos. Los mecanismos de gestión de seguros, fondos de inversión, concesión de créditos, cajeros automáticos, emisión de tarjetas y el resto de productos financieros de las cajas han sido escrutados detalladamente en el proceso técnico y han concluido que una de las tres tiene un sistema operativo «más moderno y funcional» que las otras dos. ¿Cuál?, fue la pregunta en las tres entidades. No hubo respuesta. Incluso alguno de los consultados se acogió «al compromiso de confidencialidad» para justificar su silencio. «La lógica más
elemental marca que los servicios centrales de la caja fusionada se
instalen en la sede de la que tiene un sistema operativo más avanzado», señaló otro dirigente regional experto en la materia.
Esto otorgaría a esa caja y a la ciudad de su sede la preminencia respecto a garantizar la residencia en la misma de mano de obra muy cualificada y, por tanto, «muy bien remunerada», agregó este experto. «Pero le colocaría en un lugar secundario para la ubicación en la misma de otros servicios».
¿Absorción? Sólo fusión
Con ser importante, no es el obstáculo más insalvable.
Además de los relativos a los puestos directivos, la plantilla y el
número de oficinas a cerrar, la negociación está encallando
precisamente porque las cajas ya han decidido que sea la figura de
fusión la que determine el proceso. Pero los negociadores -confirmaron anoche fuentes cercanas a ellos- están poniendo especial cuidado en hablar sólo de fusión y estudian las fórmulas que posibiliten que ni se mencione la absorción. Si fuera así, una de las tres tendría técnicamente que absorber a las otras dos y la lectura financiera y territorial (a la que más se teme en este momento) sería la de que la 'caja tal ha absorbido a las otras dos', algo que quieren evitar a toda costa los responsables de las entidades.
Los escollos retrasan el proceso y tiempo es, precisamente, lo que no le sobra en este momento.
J. I. FOCES | VALLADOLID