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Los TPRL denuncian sus condiciones laborales y la falta de seguridad en su trabajo

En casa del herrero cuchillo de palo


¿En qué condiciones realizan los TPRL su trabajo? Los testimonios de los técnicos de prevención de riesgos y de los médicos que trabajan en los Servicios de Prevención dibujan un panorama bastante desolador: sobrecarga laboral, sin equipos de protección individual (EPI) en sus visitas, con sueldos bajos y muchas horas en la carretera. Los testimonios que se incluyen a continuación utilizan nombres ficticios porque estos trabajadores necesitan permanecer en el anonimato.
 

Antonio lleva ocho trabajando en una empresa de Servicios de Prevención y conoce perfectamente las carencias que padece: "de entrada, nosotros no disponemos de Equipos de Protección Individual adecuados cuando estamos realizando nuestras visitas. Yo, por ejemplo, esta mañana he visitado una cerrajería metálica con la única protección del casco y las botas, precisamente para comprobar que los trabajadores disponían de todos los EPI necesarios". Además, continua Antonio, La programación del trabajo por parte de las empresas no es la adecuada. En general, prima la rentabilidad por encima de la calidad y Antonio explica que "si se quiere realizar evaluaciones de riesgo en condiciones sería necesario el doble de tiempo del asignado".

Las empresas están primando la rentabilidad y hacen unas programaciones que no permiten realizar un servicio de calidadFelipe, con mucha experiencia como delegado sindical y tres años trabajando como técnico de prevención de riesgos en una empresa, coincide con Antonio en cuanto a los problemas que acarrea una mala organización del trabajo: "las empresas están primando la rentabilidad y hacen unas programaciones que no permiten realizar un servicio de calidad". Este técnico denuncia que en este momento, con el tiempo que se asigna por centro de trabajo, muchas veces se practica una "prevención de documentación", donde el papel del técnico de prevención queda reducido al de un asesor que ayuda a cumplir los aspectos burocráticos que se desprenden de la actual legislación.

Las condiciones de trabajo de los profesionales de la prevención, sumadas a su escaso reconocimiento social y laboral, favorecen una baja autoestima y la pérdida de sentido del objeto de su actividad profesional. "Teniendo en cuenta que estamos hablando de un derecho fundamental, la salud de los trabajadores, las empresas siguen tomándose estos temas muy a cachondeo" se queja Antonio. Todo ello está provocando problemas de salud en el colectivo de trabajadores y trabajadoras de la prevención.

Mucha carretera 

En un sector como la prevención de riesgos, la conciliación de la vida laboral y familiar es una utopía. Laura es médico en un Servicio de Prevención . Madre de dos niños y separada, trabaja 35 horas semanales por 1.500 euros al mes desplazándose al menos tres días a la semana a más de 80 kilómetros de su domicilio con una unidad móvil asistencial. Laura tiene que salir muchas veces de su domicilio a las cinco de la mañana pues, si el desplazamiento es largo, es la única manera de conseguir empezar a hacer reconocimientos médicos en la unidad móvil a las 8 de la mañana. Ella no conduce, lo hace el enfermero o enfermera que la ayudará después en los exámenes de salud, pero conoce muchos casos en los que son los propios médicos los que conducen las unidades móviles. "Ni para el médico ni para el enfermero es apropiado ponerse a trabajar en una larga jornada de reconocimientos médicos tras un atracón de kilómetros" afirma Laura. se les paga exclusivamente un plus de conduccion,  Ella coincide con Antonio y Felipe en que las condiciones laborales de los trabajadores de los servicios de prevención están muy condicionadas por una organización del tiempo donde se prima la rentabilidad. "A partir de 20 reconocimientos, si hay un soplo en el corazón yo ya no lo detecto" afirma con rotundidad.

Las cargas de trabajo, la intensidad, los horarios, la tensión de estar en medio del conflicto entre empresarios y trabajadores por las condiciones de trabajo y de salud laboral, son problemas a los que se enfrentan de manera cotidiana y para los que sus empresas (Servicios de Prevención ) no plantean medidas preventivas.

Sin formación continua

No es excepcional que a un TPRL se le asignen entre 200 y 300 empresas para atender. Con estas cargas de trabajo, el tiempo disponible para seguir formándose, para poder estar al día desde el punto de vista técnico, es prácticamente inexistente: "hemos sido muy autodidactas "explica Antonio, tras ocho años en el sector- "porque las empresas no se han ocupado de nuestra formación como profesionales. No hay una política de formación y tienes que ir llorando para que te compren un nuevo manual". La pobreza de la formación continua redunda y retroalimenta la baja autoestima profesional. Esto es bastante contradictorio con la exigencia habitual que considera que los profesionales de la prevención han de ser especialistas en todo, es decir, que contar con la titulación en las tres especialidades: seguridad, higiene y ergonomía y psicosociología. Es lo que se llama el tres en uno, pero a precio de mileurista. Con esta perspectiva, muchos profesionales abandonan el oficio en cuanto les aparece una oportunidad laboral mejor.