Y esta prueba del algodón no engaña: aunque el número de desempleados disminuya coyunturalmente, aunque el número de contratos firmados crezca (insistimos no es tanto el empleo el que crece, cuanto los numerosos contratos que se formalizan, pobres y breves), la tasa de actividad no crece. Al contrario, disminuye: es del 60,10% en el primer trimestre de 2015, por debajo de la que La Rioja tenía hace un año (60,50% en el primer trimestre de 2014). Con menos paro y más empleo la tasa de actividad debería incrementarse. En cambio, disminuye. Si son menos los desempleados que hace un año, pero en realidad baja la tasa de actividad, ello es debido a la disminución de la población potencialmente activa. No se crea empleo ni se genera riqueza, la mejora es estadística: los riojanos en edad de trabajar somos menos y más pobres, La Rioja también.