El presidente del BCE, Mario Draghi, ya había advertido la semana pasada en Bratislava que baraja fórmulas junto con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) para ayudar a que la financiación llegue a las pymes, problema que se ha convertido en una verdadera obsesión para los responsables económicos europeos. Para lograrlo, el italiano se plantea que el BCE compre activos financieros a la banca, aunque este plan se encuentra aún en una etapa muy inicial, según dijo hace una semana. El debate lo volvió a suscitar el miércoles el periódico conservador alemán Die Welt tras publicar que la mayoría de consejeros del Eurobanco defiende una política que en Alemania despierta urticaria. Según estar versión, Draghi apoyaría la medida con la oposición de los propios Asmussen y Mersch. El BCE podría convertirse en el banco malo del sur de Europa, titulaba este diario dejando bien claro cuál es el miedo de muchos de sus lectores.
Es parte del debate sobre el crédito a las pymes, admitió Asmussen cuando se le preguntó por la información de Die Welt. Parece que la discusión está aún en sus primeras etapas. El BEI podría liderar el proceso, asegura a Bloomberg el economista jefe para la zona euro de BNP Paribas, Ken Wattret.
Pese a este giro en el discurso del BCE, Asmussen mostró sus dudas sobre los verdaderos motivos de la sequía de dinero que ahoga a las empresas del sur de Europa. No es la liquidez lo que está impidiendo que los bancos presten, sino la falta de capital o un aumento de la aversión al riesgo, aseguró el alemán, que también pidió priorizar la unión bancaria. El caso chipriota ha sido un recordatorio saludable de ello, dijo.