Y a los que le conocimos, nos duele, nos duele cada vez más cada vez que lo recordamos, en sus quehaceres, en su implicación como persona, con los compañeros y compañeras, con su familia a la que le ofrecemos nuestro apoyo y condolencias y a la que no podremos consolar porque ni nosotros mismo nos consolamos.
A esto no hay derecho, a perder la vida ante un acto violento. A un acto en tu puesto de trabajo que sesga tu vida de una forma tan drástica.
Y ya habíamos avisado que las actuaciones ante los actos violentos solo se quedan en meras órdenes de alejamiento, no existe ninguna garantía y así se lo han demostrado los hechos ocurridos hoy de que nuestra vida no corra peligro en nuestro puesto de trabajo.
Y ahora qué dirán, que cuesta mucho una exclusa u otra medida, que ya se han tomado las medidas oportunas y que se ajustan a la Ley.
Esta indolencia ya ha costado una vida, una familia, un dolor en el pecho que están sufriendo todos sus compañeros y compañeras que se sienten indefensos ante empresas que solo se preocupan de sus recursos económicos y lo que ganan y deja de ganar y no se preocupa de las personas, porque somos seres humanos con corazón, con familias, con derechos, que se nos están negando.
Y si hablamos de las medidas de seguridad que había en esa oficina para impedir el acceso a las armas de fuego las podemos contar sin manos porque no había ninguna.
¿Qué hace falta para que cambien y nos escuchen? ¿Qué mueran más compañeros? Ahora ya no tiene remedio, Ahora debemos aplicar las medidas de protección porque los hechos ya han ocurrido. ¿Ahora quién es el responsable? ¿La administración por no garantizar la seguridad de los trabajadores y las trabajadoras en su centro de trabajo? Esto no puede quedar así hay que tomar medidas reales que garanticen de formar inmediata y segura la no exposición a armas de fuego ni a actos violentos, ni atracos, ni amenazas? Las plantillas no pueden ser centro de la diana.
Y los hechos podrían haber sido más graves porque el arma se disparó en más de una ocasión y ante otra compañera.
Ahora solo queda seguir luchando, como siempre hemos hecho, para establecer medidas de protección que garanticen la seguridad de las plantillas, con todas las medidas que sean necesarias y de forma inmediata, para que estos desgraciados hechos no se vuelvan a producir. Y que estas medidas se extiendan a todo el sector financiero expuesto a estos riesgos. No puede haber diferentes grados de protección entre unos centros y otros.
Por último, recordamos a Gobiernos y Administraciones públicas que son responsables subsidiarios de la inaplicación de normas que protejan la salud y la vida de trabajadores y trabajadoras en los centros de trabajo. Es indecente e inmoral que se proteja más el dinero que las personas.
Adiós Alfonso te llevaremos con nosotros en el corazón. Un abrazo allá donde estés.
A esto no hay derecho, a perder la vida ante un acto violento. A un acto en tu puesto de trabajo que sesga tu vida de una forma tan drástica.
Y ya habíamos avisado que las actuaciones ante los actos violentos solo se quedan en meras órdenes de alejamiento, no existe ninguna garantía y así se lo han demostrado los hechos ocurridos hoy de que nuestra vida no corra peligro en nuestro puesto de trabajo.
Y ahora qué dirán, que cuesta mucho una exclusa u otra medida, que ya se han tomado las medidas oportunas y que se ajustan a la Ley.
Esta indolencia ya ha costado una vida, una familia, un dolor en el pecho que están sufriendo todos sus compañeros y compañeras que se sienten indefensos ante empresas que solo se preocupan de sus recursos económicos y lo que ganan y deja de ganar y no se preocupa de las personas, porque somos seres humanos con corazón, con familias, con derechos, que se nos están negando.
Y si hablamos de las medidas de seguridad que había en esa oficina para impedir el acceso a las armas de fuego las podemos contar sin manos porque no había ninguna.
¿Qué hace falta para que cambien y nos escuchen? ¿Qué mueran más compañeros? Ahora ya no tiene remedio, Ahora debemos aplicar las medidas de protección porque los hechos ya han ocurrido. ¿Ahora quién es el responsable? ¿La administración por no garantizar la seguridad de los trabajadores y las trabajadoras en su centro de trabajo? Esto no puede quedar así hay que tomar medidas reales que garanticen de formar inmediata y segura la no exposición a armas de fuego ni a actos violentos, ni atracos, ni amenazas? Las plantillas no pueden ser centro de la diana.
Y los hechos podrían haber sido más graves porque el arma se disparó en más de una ocasión y ante otra compañera.
Ahora solo queda seguir luchando, como siempre hemos hecho, para establecer medidas de protección que garanticen la seguridad de las plantillas, con todas las medidas que sean necesarias y de forma inmediata, para que estos desgraciados hechos no se vuelvan a producir. Y que estas medidas se extiendan a todo el sector financiero expuesto a estos riesgos. No puede haber diferentes grados de protección entre unos centros y otros.
Por último, recordamos a Gobiernos y Administraciones públicas que son responsables subsidiarios de la inaplicación de normas que protejan la salud y la vida de trabajadores y trabajadoras en los centros de trabajo. Es indecente e inmoral que se proteja más el dinero que las personas.
Adiós Alfonso te llevaremos con nosotros en el corazón. Un abrazo allá donde estés.