Así No


El pasado 7 de octubre, a varios compañeros/as de la Dirección General Adjunta de Crédito se les comunicó verbalmente la modificación de su horario de trabajo,

pasando de manera inmediata, a tener jornada partida. Como esta actuación incumple de forma palmaria la legislación aplicable y los acuerdos en vigor, dimos traslado a los responsables de Capital Humano. Como viene siendo habitual, no hubo ninguna reacción hasta que se reiteró la protesta por escrito. Y la respuesta fue la acostumbrada larga cambiada.

Si el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, ignorarla a sabiendas merece un severo reproche por lo que hemos denunciado los hechos ante la Inspección de Trabajo.

A estas alturas, no se puede dudar del esfuerzo realizado por la plantilla para llevar a buen puerto el proyecto empresarial, y así lo reconoció públicamente el Vicepresidente del Banco. Tampoco puede dudarse de la disposición de la representación de los trabajadores para, en su ámbito de responsabilidad, negociar y buscar acuerdos en pos de la viabilidad del Banco y del mantenimiento del máximo de puestos de trabajo que es nuestro fin último. En cambio, la actitud de la ?nueva? dirección dificulta el entendimiento y conduce irremisiblemente a próximos conflictos indeseados.

Y es que, esta conducta choca frontalmente con los valores corporativos y el Código Ético (del que hablaremos próximamente una vez recibo informe de nuestra asesoría jurídica) que tratan de imponer y que es la empresa la primera que los incumple: El banco y en particular sus profesionales debemos cumplir con las leyes, reglamentos y demás disposiciones normativas externas e internas que afectan a nuestro ámbito de actividad (Artículo 6).

El Comité de Ética y su presidente ya tienen trabajo para su próxima reunión. No estaría de más que el DG de Responsabilidad Social Corporativa recordara, a quien corresponda, que la plantilla somos uno de los grupos de interés del Banco y que, de acuerdo con la literatura sobre RS, son los sindicatos quienes representan los intereses de los trabajadores y, por ello, los interlocutores apropiados.

No es lo mismo predicar que dar trigo.