Crítica de CCOO al anuncio de rebaja salarial del presidente de Kutxabank



Menos bombo, Sr. Presidente.

La semana pasada Kutxabank volvía a ser titular de portada en los periódicos. El Sr. Presidente anunció por sorpresa que renunciaba a cobrar su parte de sueldo variable, cuantificado en el 25% de su retribución, que en números alcanzan los 200.000 euros contantes y sonantes.

Desde CCOO consideramos la ?reducción salarial? anunciada como una medida necesaria, pero insuficiente. En primer lugar, porque nunca se debió establecer un variable del 25% del salario total al máximo directivo de la entidad. Que se pueda llegar a cobrar un bonus de 200.000? por hacer bien un trabajo por el que ya se pagan 600.000? nos parece un contrasentido. Este tipo de incentivo, que ya de por sí va en contra de las recomendaciones de las autoridades bancarias europeas, fue una de las causas del inicio de la crisis del sector financiero y su caída de prestigio.

Siendo cierto que supone eliminar la parte variable de su sueldo, no lo es menos que se produce tras haberse aprobado previamente, por quien le ofreció el cargo, un aumento considerable del salario fijo con respecto al anterior presidente. Evidentemente, las explicaciones tendrían que haberlas dado quienes le ofrecieron tan suculento incremento, pero no lo han hecho.

Así pues estamos ante una reducción sobre un aumento que es como un truco de prestidigitador: ¿dónde está la bolita, dónde está la bolita?? Y mientras sigues la bolita me quedo con los 600.000?.

No era necesario alardear, Sr. Presidente. Ni tampoco que se haya hecho pública su ?generosidad?, una vez más, a través de la prensa. Hubiera sido mucho más adecuado renunciar a este bonus desde el primer día; nos habríamos ahorrado publicidad de ida y vuelta. Y no beneficiosa precisamente.

Lo dijimos en su momento y, ya que se nos brinda este recordatorio, lo hacemos de nuevo: 600.000? de sueldo bruto es un salario desmedido. Da igual que otros presidentes cobren más, da igual que en otras empresas cobren más, da igual que estas cantidades sean las habituales en los directivos... Simplemente, son propias de quienes viven ajenos a la realidad social.

Y, desde luego, mandan un mensaje muy claro y directo a la plantilla.

26 de enero de 2016