A Bankia, el Contacta Ya se le ha ido de las manos, ha creado un monstruo con vida propia, que demanda atención constante, incluso a costa de los intereses de la plantilla y de la propia Entidad.
Una herramienta que se suponía era un medio para incrementar las ventas se ha transformado en un fin en sí misma: lo único importante es cerrar los contactos y obtener tasas de efectividad, sea como sea. Se ha olvidado el objetivo de la herramienta para convertirla en el propio objetivo.
Contacta Ya vuelca llamadas a realizar (cuando las vuelca), sin importarle las circunstancias o si es un día de mucho trabajo. Por no importarle, le da igual incluso si no estás en el puesto de trabajo, si tienes jornada reducida, si estás enferm@, de permiso o de vacaciones; ella sigue acumulando llamadas ad infinitum.
El filtro realizado es nefasto, vuelca reiteradamente los mismos clientes una y otra vez o clientes a los que no se les puede llamar ya que no tienen recogidos los consentimientos relativos al RGPD.
Y los que se suponen que deben poner raciocinio a la situación, es decir la dirección de Bankia, han abandonado el sentido común una vez más (empezamos a dudar de que sean humanos, tal vez son máquinas también) y se limitan a presionar para cumplir unas estadísticas absurdas y salir bien en la foto. Da igual si no se vende un “rosco”, lo único importante es completar el “rosco”.
El resultado es una situación desquiciante para la plantilla, abocada a cumplir el hambre insaciable de una herramienta inútil, seguramente creada y diseñada por lumbreras de esas que no han conocido en su vida la cercanía con el cliente y que se limitan a contemplar el mundo desde la lejanía de su palacio de cristal.