La ausencia de corresponsabilidad entre hombres y mujeres en relación al cuidado familiar perjudica y penaliza las carreras profesionales de las mujeres, revierte en el futuro con menos oportunidades de promoción y salario, pero también penaliza a los hombres que, en conjunto, siguen ofreciendo una imagen social de desvinculación de sus responsabilidades familiares de cuidado, a la vez que penaliza al conjunto de la sociedad.