Los mentideros habituales aseguran que es inminente la firma de un protocolo para la creación de un SIP (Sistema de Protección Institucional) entre BBK y CajaVital.
Parece ocioso volver a recordar cual ha sido nuestra posición sobre la conveniencia, desde todos los puntos de vista, de haber procedido en el momento adecuado a la fusión de las cajas vascas. En 2005 y 2008, ya dijimos que lo que no se hiciera en aquellos momentos, volvería a ponerse sobre el tapete en peores circunstancias. Y aquí estamos, en medio de una crisis económica y financiera de aúpa, con una legislación sobre las cajas de ahorros modificada para procurar su conversión en bancos y con la determinación del Banco de España y del Gobierno para acelerar ese proceso.
Y ahora se habla de una segunda vuelta en el proceso de concentración de las cajas, aunque lo que realmente está a la vuelta de la esquina es una tercera: la conversión pura y dura de las cajas en bancos. Sobre su conveniencia y/o inevitabilidad hay un amplio consenso entre los gestores de las propias cajas (incluyendo los nuestros).
El camino que están recorriendo los SIPs es, en ese sentido, muy ilustrativo: mutualización (consolidación) del 100% de los beneficios de las cajas que forman parte de cada SIP y presión para traspasar el 100% de los activos (incluida, por supuesto, la plantilla) al banco creado para instrumentar el contrato del SIP. Con lo que vamos a toda pastilla de una fusión fría a una caliente, pero bajo la fórmula jurídica de un banco.
Por nuestra parte seguimos pensando que la fusión a tres es la mejor opción. Por ejemplo, la que mejor permitiría una reducción de costes vía prejubilaciones para ganar eficiencia.
Independientemente de nuestras preferencias sobre si fusión o SIP, sobre si a dos o a tres, que son bien conocidas, y del sentido de nuestro voto cuando este tema llegue, si llega, a los órganos de gobierno, nuestras exigencias en relación con un posible SIP entre BBK y VITAL van a situarse en línea con lo que hemos venido planteando en procesos similares: garantías de empleo, prejubilaciones voluntarias como mecanismo para resolver los excedentes que se pudieran generar, convergencia de los dos convenios y mantenimiento de la Obra Social. En este caso, y dada la ausencia de redundancias significativas de redes entre ambas cajas, creemos que se debe mantener la independencia de las redes y marcas y la unidad de la plantilla de cada caja. Nada de troceo de las plantillas.
Por cierto, resulta un tanto bochornoso que quienes, desde el campo político y sindical, hicieron imposible los anteriores intentos pretendan ahora ponerse a la cabeza de la manifestación para exigir la fusión de las cajas vascas.