CAJA3. SISTEMA FINANCIERO EXTREMEÑO.

Las Cajas Extremeñas,tres años de vértigo


Parecían destinadas a unirse, pero finalmente Caja Extremadura y Caja Badajoz decidieron seguir sus caminos por separado Desde entonces han estado inmersas en el 'tsunami' que se ha llevado por delante a buena parte del sector.


Este artículo se publicó originalmente en ibercajabanco (CCOO en iberCaja Banco) ,

Ahora resulta difícil de creer, pero las cajas de ahorros llegaron a representar la mitad del sistema financiero español. Trataban de tú a a tú a los bancos en créditos concedidos, depósitos de la clientela o red de sucursales. Hace tres años eran casi medio centenar. Hoy solo dos de ellas siguen operando como entidades de crédito, Pollensa y Ontinyent, las dos de menor tamaño. El resto, aunque conserve la marca, o bien ha cedido su negocio financiero a un banco, dedicándose ya únicamente a gestionar la obra social --en muchos casos bajo mínimos-- o, directamente, han desaparecido.

 

Por tamaño, las dos cajas extremeñas se encontraban, antes del tsunami financiero, en la parte baja del ránking. Caja Extremadura finalizó el 2007 con unos activos de 6.628 millones de euros, mientras que en Caja Badajoz sumaban 4.063 millones. Los años de bonanza económica estaban por aquel entonces a punto de evaporarse, aunque aún quedó tiempo para que Caja Extremadura diese a conocer, a inicios del año siguiente, cuál sería la ubicación del futuro aeropuerto internacional que promovía en Cáceres. Un aeródromo que tendría un presupuesto de 180 millones de euros y que en el 2037 estaría por encima de los 2,6 millones de viajeros "según los cálculos más conservadores", se decía. Caja Badajoz, por su parte, ponía la primera piedra de su nuevo edificio, que fue inaugurado hace unos meses, y que ha requerido una inversión de 63 millones de euros. Cinco de sus plantas las ocupan los servicios centrales de la entidad. El espacio de las otras ocho sigue en su mayor parte aún pendiente de ser alquilado.

 

Tanto una como otra, eso sí, pudieron afrontar el fulminante proceso de reconversión que ha vivido el sector desde una posición más desahogada que la media de entidades. Ambas tenían buenas ratios de solvencia o cobertura y, en el caso de Caja Extremadura, también de eficiencia. En un principio, se daba casi por sentado que su destino era acabar juntas, y cuando en el 2009 hubo relevo en sendas presidencias --Víctor Bravo sucedió a Jesús Medina, tras 18 años en el cargo, y Francisco García Peña a José Manuel Sánchez Rojas, tras 12-- , todo parecía indicar que los nuevos responsables serían los encargados de pilotar el proceso de integración.

 

Sin embargo, no fue así. Tras varios meses de estudios y a pesar de una comisión en la Asamblea de Extremadura que recomendó la integración, decidieron ir por separado. De esta forma, en marzo del 2010 se hacía público que no habría una única caja extremeña. Entre las razones que se argumentaron para ello estaban la de que ambas instituciones juntas seguirían sin alcanzar un volumen suficiente de recursos o que los costes laborales que vendrían aparejados a la fusión serían muy elevados, dado el importante solapamiento de oficinas que se produciría.

 

Caja Extremadura no tardó mucho tiempo en encontrar nueva pareja de baile . Pocas semanas después de descartarse su unión con Caja Badajoz, anunciaba su integración en una alianza que aspiraba a ser la tercera de mayor tamaño por volumen de activos dentro del sector de cajas de todo el país, solo por detrás de la Caixa y Caja Madrid. Aunque en aquel momento no se dieron los detalles, el proceso de negociación se había entablado con las cajas de Asturias, Murcia --las dos que lideraban el proyecto--, Cantabria, Granada, Penedés y Sa Nostra. Estas tres últimas, junto a la entidad murciana, decidieron algún tiempo después seguir su camino de forma independiente (acabaron creando Banco Mare Nostrum --BMN--) mientras que al grupo en el que quedó la caja extremeña se sumó, por sorpresa, la CAM, por aquel entonces la cuarta mayor caja de España.

 

La institución alicantina es probablemente el mejor ejemplo de los excesos cometidos en muchas cajas de ahorros durante los últimos años. Lo ha tenido todo: desde una dudosa práctica a la hora de comercializar productos a sus clientes, hasta sueldos desorbitados para los directivos, pasando por la financiación de ruinosos megaproyectos. El exgobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, el mismo que había alentado esta fusión, llegó a calificarla como "lo peor de lo peor".

 

En enero del 2011 sus socios conocieron por un acta de inspección del Banco de España que la situación de la CAM era mucho peor de lo esperado lo que obligaba a reclasificar créditos por valor de 5.000 millones de euros. Tras buscar alternativas --incluida la creación de un banco malo para contaminar lo menos posible a las otras tres cajas-- la alianza, denominada Banco Base, se rompió en mayo. Pocos meses después la CAM fue intervenida y en julio pasado, con 137 años de historia a sus espaldas, la entidad, que era fruto de una veintena de fusiones, desapareció.

 

Así las cosas, Caja Extremadura, Asturias y Cantabria optaron por poner en marcha Liberbank --que incluye los restos de otro naufragio, el de Caja Castilla-La Mancha--, una entidad con unos 50.000 millones de euros en activos. La operación todavía tuvo que soportar más sobresaltos, como el intento de paralizarlo por parte del PP tras ganar las elecciones autonómicas. Los populares trataron, sin éxito, de frenar un proyecto que consideraban una absorción en toda regla por parte de Cajastur.

 

La de Badajoz fue una de las últimas cajas de ahorros españolas en entablar un proceso de integración. Finalmente se decidió por la aragonesa Caja Inmaculada (CAI) y por Cajacírculo de Burgos como compañeros de viaje. Con algo más de 20.000 millones de euros en activos, es la integración de menores dimensiones entre todas las puestas en marcha. En el lado positivo es, junto a Liberbank, uno de los pocos bancos de cajas que no han requerido, al menos hasta la fecha, de ayudas públicas.

 

Lo reducido de su tamaño fue en buena parte la razón de que Caja3 optase por unirse a Ibercaja, la otra entidad con sede en Zaragoza y que se había mantenido al margen de la vorágine de fusiones. La unión, conocida a finales de febrero, tenía para Caja Badajoz varios atractivos, como una coincidencia de redes comerciales en la comunidad autónoma prácticamente nula y ocuparse de una dirección territorial para Extremadura, Andalucía y Portugal.

 

El proyecto se encaraba como un punto final. Sin embargo, el Gobierno quería entidades cuanto más grandes, mejor, y presionó para que hubiese más fusiones, lo que derivó en otro giro inesperado: el anuncio de su integración con Liberbank en lo que sería el séptimo mayor grupo financiero del país. Las dos cajas extremeñas acabarían así, de la forma más impensada, como parte de un mismo banco. El coste laboral sería evidente: casi la mitad de las redes comerciales de cada una de estas dos entidades en la región se ubica en localidades donde hay sucursales de la otra. Tampoco esta decisión gustó a la Junta, que la consideró la peor de las opciones posibles, en lo que fue una nueva muestra de la falta de sintonía con los responsables de ambas instituciones.

 

Otra vuelta de tuerca

 

Aún quedaba, no obstante, una última vuelta de tuerca. La que dieron los test de estrés que la consultora Oliver Wyman realizó, entidad por entidad, de la mayor parte del sistema financiero español, que detectaron unas necesidades de capital para Libercaja --nombre que se iba a dar a la nueva sociedad-- de 2.108 millones de euros. Eso comprometió la operación no solo por lo elevado del importe --que hacía que no fuese bien vista por Bruselas, que no quería otro caso Bankia --, sino por lo descompensado de la forma en la que se repartían los requerimientos: Ibercaja solonecesitaba 226 millones, mientras que para Caja3 eran 779 millones y para Liberbank 1.198 millones. En este escenario, la caja aragonesa exigió replantear los términos del acuerdo, algo que no fue aceptado. Finalmente, el pasado día 9 Ibercaja anunció que rompía el pacto con Liberbank --que sumaba así su segunda fusión frustrada--, lo que ha llevado a que cada una de las tres entidades presente por separado sus planes de recapitalización al Banco de España. Todo indica, en cualquier caso, que Ibercaja y Caja3 acabarán por retomar entre ellas la fusión interrumpida hace cinco meses. Las dos entidades aseguran tener la mejor disposición para ello.     E. BARAJAS