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Javier de Dios (CCOO): "La presión comercial y la carga de trabajo de los empleados de banca son brutales"


El responsable de Políticas Sectoriales del Sector Financiero de CCOO reclama que una parte de los beneficios récords que han obtenido los bancos este año repercuta en el salario de los trabajadores.

Entrevista publicada en infobae - FOTOGRAFÍA: Helena Margarit 


Este artículo se publicó originalmente en la página principal de CCOO-SERVICIOS (Federacion de Servicios Sindicato CCOO) , Financiero (Agrupación Sector Financiero ) ,

Por Esther García López

Los banqueros y los bancarios están en pleno proceso de negociación de los convenios colectivos de la banca y del ahorro. Los primeros se sientan a la mesa negociadora después de que sus entidades hayan logrado batir récords de beneficios este año y los representantes sindicales de los segundos quieren que parte de esos beneficios recaiga en unas plantillas que han trabajado muy duro para conseguirlos. Por eso lucha Javier de Dios, responsable de Políticas Sectoriales del Sector Financiero de CCOO, que espera que el nuevo convenio recoja las reivindicaciones que contribuyan a mejorar las condiciones laborales de unos profesionales que “sufren una sobrecarga de trabajo brutal, una gran presión comercial por parte de sus cargos intermedios y cada vez más agresiones de sus clientes”.

Pregunta: Acaban de iniciar la negociación de los convenios colectivos de la banca y del ahorro. ¿Ambas patronales se han mostrado receptivas a sus demandas?

Respuesta: Saben que tienen que entrar a negociar con las organizaciones sindicales y hemos notado que son receptivas a abordar mejoras salariales con las que la plantilla recupere el poder adquisitivo perdido por el incremento del IPC. Otra cosa es el acercamiento de posturas. Por ahora, no nos han trasladado ninguna propuesta a nuestros planteamientos iniciales con el argumento, un poco baladí, de que no los habíamos trasladado formalmente a la mesa, cuando nuestra plataforma, sobre todo en materia de recuperación salarial, era pública y notoria desde mediados de octubre. Las patronales fueron a la reunión de la mesa negociadora sin los deberes hechos.

P: ¿Cuáles son las principales reivindicaciones de CCOO, UGT y FINE al negociar con las patronales los nuevos convenios colectivos?

R: Entre ellas destaca la mejora salarial basada en el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva que ha firmado la CEOE. Para 2023 pedimos medidas adicionales de compensación por las pérdidas de poder adquisitivo con un incremento del 4% y con efectos desde el 1 de octubre. Para 2024 demandamos un aumento del 5% más otro 1% en función del incremento del IPC, junto a otro 1% en función de los beneficios que han obtenido las entidades. De cara a 2025 y 2026 solicitamos cada año una subida del 4%, más un 1% en función del IPC y otro 1% por beneficios. Se trata de peticiones bastante realistas en relación con los beneficios que están obteniendo las entidades financieras.

“Las patronales fueron a la reunión de la mesa negociadora sin los deberes hechos”

P: En concreto pedís un incremento salarial de entre el 17 y el 23%. ¿No?

R: Sí. Esa cantidad es el acumulativo de la recuperación de 2023, más el fijo de incremento salarial de 2024, 2025 y 2026, junto a la posible variable en función a incrementos por IPC del 1% y otro 1% en función de los beneficios del sector.

P: Vosotros reclamáis que los beneficios récords que la banca ha tenido se vean reflejados en un aumento de los salarios. ¿Qué opinan las patronales al respecto?

R: Estamos seguros que en las próximas juntas generales de accionistas, que se celebrarán en el primer trimestre de 2024, se van a presentar unos beneficios récords y queremos que una parte de ellos repercutan en la plantilla. Un 40% de los beneficios que se obtuvieron en 2022 se repartieron entre los accionistas, lo que vemos coherente, ya que la mayor parte son pequeños inversores. Pero consideramos que ese reparto de beneficios también tiene que ir, a modo de ‘dividendo social’, dirigido a un incremento en materia de recuperación salarial. Hemos vivido unos años en que los márgenes de beneficio de los bancos y de las cajas eran exiguos debido a los bajos tipos de interés y, en esos momentos, los trabajadores nos apretamos el cinturón y abordamos mejoras salariales mínimas. Hemos sido consecuentes con la situación económica de las entidades y ahora es el momento de que ellas sean consecuentes y parte de sus beneficios récord se trasladen a las plantillas.

P: ¿Los trabajadores se han beneficiado de algún modo de las ganancias obtenidas por las entidades el año pasado?

R: Apenas han repercutido en los trabajadores. Estos pueden recibir un bonus por la consecución de objetivos o por ‘meritocracia’, pero concederlos es responsabilidad del jefe inmediato del trabajador o del responsable de recursos humanos. Su concesión es totalmente subjetiva y en muchas ocasiones no tiene que ver con el desempeño y la productividad de los trabajadores, sino con el presentismo -permanecer más tiempo en el trabajo del necesario-, lo que perjudica a los empleados que cumplen con su trabajo y su horario y tratan de conciliar su vida familiar y laboral, frente a otros que por presiones o por otros argumentos prolongan su jornada.

“Nuestras reivindicaciones en el convenio son bastante realistas en relación a los beneficios que están obteniendo las entidades financieras”

P: ¿Las patronales aceptarán las reivindicaciones salariales de los sindicatos?

R: Espero que sí. Estamos hablando de unos beneficios récord en el sector, de un incremento de la productividad brutal, de que la parte social nos hemos apretado el cinturón cuando ha habido que apretárselo y remar acorde a lo que nos pedían las entidades, moderando el incremento salarial. No tendría justificación que los bancos y las cajas no aceptaran nuestras pretensiones salariales. Podríamos haber pedido aumentos de salario de partida más altos, para luego jugar un poco en la negociación e ir bajando. Pero consideramos que el planteamiento de partida que lanzamos es totalmente coherente y factible de ejecutar por las entidades. Se sustenta por todo.

P: ¿A los sindicatos les urge que se firme cuanto antes el convenio?

R: Sí. Pedimos rapidez. Las patronales están jugando un poco y quieren dilatar las negociaciones porque ahora están obteniendo unos márgenes de beneficios considerables y la situación puede cambiar. Esperan por si se produce un escenario con el que justificar que los incrementos salariales que estamos pidiendo no son coherentes con esa situación. 

P: Junto a la subida salarial piden un tope a las hipotecas que les conceden sus empresas y una mejora del clima laboral.

R: Sí. Pedimos que los préstamos concedidos por los bancos a los trabajadores para comprar la primera vivienda estén limitados con un tope del 1% hasta el 1 de octubre de 2024, una medida que podría ser ampliable. Esto ya lo están haciendo voluntariamente algunas entidades. También queremos que aparezca en el convenio el compromiso de mejorar o suscribir acuerdos con la Agencia Tributaria sobre las retribuciones en especie de los préstamos que reciben los trabajadores. También pedimos mejoras en el clima laboral que pasan por una mayor dotación de las plantillas que están sufriendo unas cargas de trabajo brutales, mayor cobertura de las ausencias o las bajas y una tasa de reposición que ayude también a generar empleo en este sector. Necesitamos que se incorporen más personas a las plantillas.

“Los años en que los beneficios de las entidades financieras eran exiguos, los trabajadores fuimos consecuentes y abordamos mejoras salariales mínimas. Ahora que han logrado beneficios récords, les corresponde a ellas ser consecuentes con los salarios”

P: ¿Cuáles son las líneas rojas que los sindicatos no van a cruzar en la negociación de los convenios y que podría levantarlos de la mesa de negociación?

R: Sería la primera vez que en una negociación de un convenio de banca o de ahorro nos levantáramos de la mesa sin llegar a un acuerdo. Existen pretensiones patronales que son recurrentes como la eliminación de los trienios, que nosotros consideramos salario, y que remuneran la experiencia de los trabajadores o una amplitud de la movilidad geográfica de las plantillas. Esas son líneas rojas que no vamos a cruzar.

P: Insisten en que las entidades tomen medidas para mejorar el clima laboral. ¿Tan malo es? ¿Ha empeorado en los últimos años?

R: Ha empeorado sustancialmente por la reducción descomunal de plantillas que se han producido desde 2009. Se han suprimido cerca de 100.000 empleos, pero no se ha reducido la carga de trabajo. Eso genera una tensión, un estrés, una ansiedad y una sobrecarga de trabajo sobre las plantillas que hace que el clima laboral sea hasta tóxico. Los trabajadores sufren presiones comerciales enormes. Hay mandos intermedios que interpretan que el negocio es suyo y que incluso llegan a sugerir a los trabajadores que usen malas prácticas con los clientes para cumplir los objetivos comerciales que la entidad ha fijado.

P: ¿Esos mandos intermedios no han aprendido nada del escándalo generado por las participaciones preferentes?

R: Parece que no, pero gracias a normativas europeas hemos avanzado en ese aspecto y en temas de formación de las plantillas. Estas, a parte del reciclaje continuo, tienen una formación adicional en materia de normativa regulatoria con la que estamos de acuerdo. El problema es que en bastantes ocasiones la formación se hace fuera de la jornada laboral, lo que dificulta la conciliación de la vida familiar y laboral. Con esas formaciones y la firma de la documentación informativa que se entrega a los clientes, las entidades están cubiertas de posibles reclamaciones o denuncias. En muchas ocasiones se trata de trasladar esa responsabilidad a las plantillas.

“No tendría justificación que los bancos y las cajas no aceptaran nuestras pretensiones salariales”

P: ¿La inducción a los trabajadores por parte de los mandos intermedios a que cometan mala praxis la pueden demostrar?

R: Ojalá. Es difícil de demostrar porque cuando un mando intermedio sugiere la utilización de malas prácticas que pueden contravenir la ética bancarias no lo deja por escrito. Se produce una presión, una amenaza de que si el trabajador no consigue los objetivos marcados su empleo corre peligro. Cuando una persona está sufriendo ese tipo de acoso laboral, cuando está amenazando tu puesto de trabajo, no llega a soportar la presión y puede llegar un momento en que realice una venta que no sea la adecuada. En este caso la responsabilidad recae sobre el trabajador, que puede ser despedido, y no sobre el cargo intermedio.

P: ¿Tenéis constancia de que ha habido despidos de trabajadores que se han negado a cumplir una orden que implicara malas prácticas bancarias?

R: Pruebas fehacientes no tenemos, pero sí se producen despidos por esta causa. Lo justifican diciendo que ese trabajador no tiene la actitud adecuada, lo que deriva en un despido. Otras veces lo enmascaran alegando baja productividad. Si tuviéramos esas pruebas llevaríamos los casos a los tribunales y tiraríamos de la manta.

“Desde 2009 se han suprimido cerca de 100.000 empleos, pero no se ha reducido la carga de trabajo”

P: He leído que tanta presión sobre los bancarios ha producido un aumento de las enfermedades sicológicas.

R: Así es. Ha habido un aumento de estas enfermedades porque no somos máquinas y ante tanta presión llega un momento en que el cuerpo dice basta. Por ello, pedimos que las enfermedades mentales se traten como enfermedades profesionales. Es indudable que esas presiones, esa sobrecarga de trabajo, ese incremento de necesidades formativas que están soportando las plantillas, ese no reconocimiento de unos objetivos variables que al final los establece la propia empresa de manera unilateral, que no son transparentes y que muchas veces son casi inalcanzables y poco motivadores, hacen que cada vez más empleados causen baja por una enfermedad mental.

“El recorte de las plantillas ha generado una tensión, un estrés, una ansiedad y una sobrecarga de trabajo sobre los empleados que ha hecho que el clima laboral sea tóxico”

P: ¿Son conscientes de ello los responsables de los bancos?

R: Sí lo saben, pero dicen que esas enfermedades no pueden considerarse laborales porque cada uno tiene “sus cosas en casa”. Es cierto que cada uno tenemos nuestras cosas, pero se ven acrecentadas por los problemas del trabajo. Está claro que la ansiedad mata, puede derivar en problemas cardíacos que generen un infarto mortal o una depresión grave que pueda inducir incluso al suicidio. Los directivos que no reconozcan esto tienen que hacérselo mirar.

P: ¿Los empleados de la banca están ahora más explotados que hace 15 años?

R: La palabra explotación puede ser muy fuerte. Lo que sí se está produciendo es una sobrecarga de trabajo que a veces es difícil de soportar. Menos personas para atender a más clientes obliga a los trabajadores a prolongar su jornada laboral, y no solo en el centro de trabajo. Por desgracia, los dispositivos digitales dificultan a los bancarios desconectar incluso cuando llegan a casa. Muchas veces siguen trabajando en su domicilio.

“Los trabajadores sufren presiones comerciales enormes. Hay mandos intermedios que llegan a sugerirles que usen malas prácticas con los clientes para cumplir los objetivos comerciales que la entidad ha fijado”

P: ¿Han calculado cuántas horas de más trabajan estos empleados?

R: Es complicadísimo, pero lo que es bastante significativo en algunas entidades es que no es fiable la aplicación de registro de la jornada laboral. Nos encontramos casos en que una persona que entra a las ocho de la mañana y sale a las ocho de la noche, el registro marca como tiempo efectivo de trabajo siete horas y media.

“La obligación de los bancarios a cumplir órdenes que perjudican a los clientes ha producido un aumento de las agresiones físicas y verbales de estos clientes hacia ellos”

P: Todos estos problemas de los trabajadores de la banca han quedado patentes en la encuesta que han realizado a 50.000 empleados del sector cuyas conclusiones son sangrantes.

R: Han sido demoledoras. El 82% reconoce que es insoportable la presión comercial que reciben y un 90% señala que no tiene tiempo durante su jornada laboral para cumplir con todas las tareas que les encomiendan. Otra de las conclusiones más sangrantes es que el 85% de los bancarios no se sienten orgullosos de decir que trabajan en el sector financiero y muchos se lo callan, cuando hace unos años esta profesión era considerada como una de las más prestigiosas en la escala social. Esto es debido a que se les responsabiliza de decisiones empresariales que ellos se ven obligados a ejecutar y que repercuten negativamente en la atención a los clientes. Las consecuencias de todo ello es que han aumentado las agresiones físicas y verbales a los bancarios por parte de los clientes.

ENTREVISTA en infobae a Javier de Dios, responsable de Políticas Sectoriales del Sector Financiero de CCOO. Por Esther García López (Fotos: Helena Margarit).