Cuatro años durísimos también en el País Valencià



Cuando, a mediados de 2010, siete Cajas se fusionaron en un SIP, para conformar lo que hoy en día es Bankia (en una operación orientada a superar los diferentes problemas que aquejaban a estas entidades), los trabajadores poco podíamos imaginar todo lo que se nos iba a venir encima a continuación.

Como venimos señalando, lo que hemos vivido no ha sido un tsunami, sino una sucesión de tsunamis, de problemas y situaciones de enorme gravedad y totalmente excepcionales, que nos ha llevado al límite o muy cerca, tanto en lo personal como en lo colectivo.

En este escenario extremo, la actuación de CC.OO. ha permitido, por una parte, alcanzar una serie de acuerdos laborales que aportan una estructura común de condiciones de trabajo para todos los trabajadores, que aportan también una estabilidad imprescindible para la plantilla y que, en definitiva, sientan las bases del futuro.

Así mismo, y al igual que en el resto del Estado, las delegadas y delegados de CC.OO en el País Valencià hemos visitado los centros de trabajo con intensidad, hemos detectado problemas y los hemos denunciado, al igual que a todos aquellos que se extralimitaban.

A raíz del Acuerdo laboral de Integración (Diciembre 2010), se produjo en nuestro territorio un volumen importante de salidas de compañeros y compañeras, lo que provocó un sinfín de problemas que, con el trabajo y el esfuerzo de todos/as y cada uno/a de nosotros/as, pudo ser superado.

Los Servicios Centrales se vieron considerablemente reducidos en nuestro territorio, si bien el excedente de plantilla se utilizó para cubrir parte del déficit provocado por las salidas. La otra parte la cubrió la afluencia de compañeros/as de otros territorios, con las condiciones de movilidad geográfica pactadas en el mencionado Acuerdo de diciembre de 2010, sensiblemente superiores a las que establece la norma general.

En medio de un vendaval, conformado, entre otros factores, por el exceso de trabajo derivado de la pérdida del saber hacer que habían aportado las personas que abandonaban la entidad, los cambios de sistemas, la culpabilización que de la plantilla hacían los clientes y la intervención de Bankia, en mayo de 2012; se plantea a continuación una reestructuración brutal, diseñada desde Europa en el Memorándum de Entendimiento (MoU), como condición para revertir la quiebra empresarial e inyectar importantes ayudas en Bankia.

Las condiciones de la reestructuración se basaban en la Reforma Laboral aprobada por el Gobierno, contra la que CC.OO. nos veníamos movilizando con intensidad. Del mismo modo, CC.OO. impulsamos la unidad de acción sindical contra la reestructuración de Bankia, una estrategia compartida con la inmensa mayoría del resto de las organizaciones.

Fue, no obstante, la decidida respuesta de los trabajadores y las trabajadoras de Bankia en las movilizaciones, el principal motivo por el que los dueños de Bankia modificaron su postura (inalterada durante meses), lo que permitió que el 98% de la representación laboral firmara el Acuerdo Laboral de 8 de febrero de 2013 (ERE) que: limitaba las salidas a 4.500 compañeros/as (frente a los 6.000 puestos de trabajo que pretendían amortizar), garantizando 14.000 empleos; establecía compensaciones significativamente superiores a las mínimas legales; habilitaba nuevas salidas voluntarias, así como movilidades en mejores condiciones que las que establece la norma; y reducía radicalmente los recortes laborales que se querían imponer a la plantilla.

A continuación, no obstante, la empresa se embarca en una gestión nefasta del ERE, con la salida forzosa de 110 personas en el País Valencià, mientras se denegaban peticiones voluntarias, y con la incomprensible renuncia de la empresa a una gestión efectiva de situaciones y casos personales en procesos como la desaparición, a lo largo de 2013, de los Servicios Centrales en nuestro territorio, en el que se deniega la oportunidad de que algunos colectivos (informáticos principalmente) se acomoden en la Red de Oficinas.

Y paralelamente, a lo largo de todo el 2014 se produce la no renovación del contrato de los relevistas del País Valencià, a medida que vencían sus contratos. Una salida injusta a todas luces y contra la que siempre nos manifestamos en contra y nos opusimos.

CC.OO. hemos venido denunciando esta gestión desastrosa contra la que, entre otras cosas, articulamos una estrategia basada en demandas individuales de las personas despedidas, que han ganado mucho de sus juicios en primera instancia y que, como se ha acabado demostrando, ha sido más efectiva que otras estrategias jurídicas.

Cuatro años, pues, durísimos, marcados por el malestar de la plantilla, debido a las constantes presiones e incluso amenazas de algunos directivos, a su falta de apoyo, a sus inventos, a la arrogancia con la que pretenden ejercer el derecho, que no tienen, a disponer del tiempo las personas acompañado incluso, en algunos casos, de malos modos y formas deplorables.

CC.OO. venimos liderando, en la empresa y en el Sector, la campaña contra las presiones y las prolongaciones de jornada que pretenden generalizar, a través del miedo, y con la excusa de la crisis, con el objetivo de reducir costes y configurar una plantilla deliberadamente aterrorizada y sumisa. No lo vamos a permitir.

Un malestar que se ha acrecentado con decisiones absurdas, como la absorción en nómina de la antigüedad de los compañeros y compañeras procedentes de Caja Carlet, de la que acabaron retractándose con la intervención de CC.OO.; la negativa a negociar un horario coherente para las Oficinas Ágiles y CLR,s, y el lamentable espectáculo de las decisiones tomadas unilateralmente a este respecto durante el verano; o el ?invento? de aplicar una valoración de perfiles profesionales, sin garantías para los trabajadores.

En estos cuatro años durísimos, CC.OO hemos demostrado, incluso en situaciones extremas, capacidad para llegar a pactos y acuerdos, que han minimizado el impacto de la crisis y que han dado paso a unas nuevas condiciones de trabajo para la plantilla de Bankia.

En estos años durísimos, CC.OO. siempre hemos ido de frente, dando la cara a los problemas y diciendo la verdad, por difíciles que fueran las circunstancias y por difícil también que fuera de explicar la realidad.