Andalucía: aviso a navegantes



                

ANDALUCÍA : AVISO A NAVEGANTES

A nadie se le escapa la delicada situación que atravesamos en nuestra empresa y en nuestro país. Pues bien, hay algunos directores de Zona de Andalucía (ellos, nosotros y vosotros sabemos quiénes son) que lejos de poner su profesionalidad al servicio de la estabilidad de este barco en el que todos estamos, se dedican a sacar partido del oleaje amenazando veladamente a sus empleados, con teóricas consecuencias diversas (ceses, traslados a Valencia, ponerlos los primeros en imaginarias listas para hipotéticos ajustes de plantilla…) para conseguir mejores cifras que lucir en su expediente personal. Es verdaderamente lamentable este comportamiento tan rastrero.

Quizás contribuya la ausencia de un Director de Comercial, que haya hecho que algunos se postulen como fustigador oficial del reino, pensando erróneamente que ese es el modelo a seguir tal vez para presentar su candidatura al puesto. Nosotros le decimos que ese modelo es patético y solo habla de la incompetencia profesional de quienes lo usan. Este modelo de Direcciones de Zona está caducado. Debemos evolucionar hacia un modelo de apoyo comercial a oficinas (como han desarrollado ya otras entidades).

Para ejercer de “capataz” no es necesario cobrar tanto y determinados puestos cuya única labor consiste en dar latigazos, se podrían cubrir con el salario mínimo interprofesional haciendo una convocatoria en cualquier pueblo del interior de Andalucía.

Resulta sorprendente que todavía sea necesario recordar que lo que hace que este barco funcione es el esfuerzo diario de los trabajadores de las sucursales y departamentos, hecho de manera responsable, profesional y mirando por nuestros clientes y el futuro de nuestra empresa; y que no es bueno abundar en actitudes que pueden introducir la sospecha de que quizás todo funcionaría mejor sin tanto alto cargo que no ha demostrado aun merecerse los emolumentos que se embolsan con el esfuerzo de los demás, gracias a un nivel de dominio importante de la letra pequeña de los objetivos (quien hizo la ley, hizo la trampa).

Tampoco es bueno que a partir de determinado nivel nadie sea responsable de nada, aunque sus errores nos lleven al naufragio. Pero si los que se equivocan por sus presiones son los trabajadores de las oficinas, ellos son implacables repartiendo expedientes.

Pues bien, a esos personajes que usan la ambigüedad como forma de expresión, que en público pueden ser políticamente correctos, pero descarnados y zafios en las distancias cortas de la llamada telefónica y el cara a cara individual, conviene avisarles que este tipo de actitudes no tienen cabida en Bankia y que, en caso necesario, no dudaremos en actuar con toda contundencia y con todas las medidas a nuestro alcance.

Esto no es ninguna amenaza, es una declaración de principios, de derechos y de dignidad. Esa que por muy mal que vaya la cosa no vamos a dejar que pisoteen.

10 de Julio de 2012