¿Por qué no te callas tú?



Recientemente, un Director de Zona del País Valenciano, conocido por el desparpajo con el que se dirige a las y los directores de su Zona, ante la queja planteada por el hecho de que no se abandone la presión continuada, cuando en las oficinas la situación es difícil y tensa, como consecuencia de la integración operativa y de las consultas de clientes ante la permanente presencia de Bankia en los medios, espetó un autoritario “¡Que te calles ya!”, pretendiendo silenciar así una simple opinión. La actitud de este Director de Zona merece nuestra reprobación más absoluta.

Esta plantilla asumió en primera persona la OPS, tanto en su gestión comercial como, en muchos casos, participando con sus propios ahorros; siendo el resultado que se cumplió el objetivo; recientemente se ha abordado el canje de las preferentes, con similar esfuerzo y resultado.

Esta plantilla ha realizado un enorme esfuerzo de preparación para la integración operativa, dedicando muchas horas a la formación en los nuevos sistemas, tanto a distancia como en persona. También muchas y muchos trabajadores han ejercido como formadores e implantadores, con el consiguiente esfuerzo personal, no siempre recompensado, de formarse, impartir la formación y más tarde colaborar durante la integración. Es más: a quienes vinieron de otros territorios, el viernes 11 de mayo se les comunicó que se prorrogaba su colaboración cuando, como quien dice, estaban ya con la maleta hecha y a punto de regresar a sus domicilios.

Esta plantilla ha vivido una integración operativa que, aunque a grandes rasgos salió bien, en lo cotidiano ha provocado la reiteración de incidencias que han complicado la atención a la clientela: descuadres en cajeros y dispensadores que no son tales, pero que consumen mucho tiempo para su detección y correcta imputación; errores en la lectura de la banda magnética de las libretas; innumerables consultas de la clientela, que no tiene costumbre de que en la libreta no se especifique el emisor de los recibos cargados; etc.

Esta plantilla ha tenido que asumir esperas telefónicas interminables en el CAU, ante la avalancha de consultas e incidencias. También ha visto cómo la llegada de muchas y muchos compañeros procedentes de los servicios centrales de Valencia, destinados a la red, se convertía en un problema, pues han pasado varios días hasta que han podido conectarse al sistema y trabajar con normalidad. Por no hablar del aumento constante de la agresividad verbal de parte de la clientela, que no entiende el deterioro en la calidad del servicio cuando, además, Bankia estamos permanentemente en los medios. La plantilla de aquellos servicios centrales que funcionan como oficinas están sufriendo los mismos problemas.

Esta situación origina prolongaciones sistemáticas de jornada (por un, a veces, mal entendido celo profesional) y, lo que es peor, sin ver la luz al final del túnel. Algún que otro Director de Negocio incluso se permite el lujo de exigir verbalmente la presencia vespertina, con la excusa de que hay que dar servicio a las oficinas.

En una situación tan compleja como la actual, la empresa no pone freno a las presiones absurdas y a las convocatorias marcianas, actuando de espaldas a la realidad que se vive en las oficinas y en los servicios centrales; tampoco es capaz de aliviar la presión y señalar lo que es primordial, para que dediquemos a ello todos los esfuerzos, en lugar de perdernos en tareas sin mucho sentido; ni tampoco es ágil a la hora de que cada responsable reclame las correcciones pertinentes para solucionar las incidencias detectadas.

Desde luego, la solución no es meter la cabeza en el agujero y hacer como que no existen los problemas; no es negar la palabra o el espíritu crítico y constructivo de las y los profesionales de Bankia, y no lo es permitir conductas autoritarias de personas que no saben estar a la altura de las circunstancias.

La plantilla está dando profesionalmente el todo por el todo, está teniendo verdaderos problemas para conciliar la vida laboral y la familiar y ve cómo crecen las dificultades para poder encajar el disfrute de los días de permiso adicional. Así es que “¿Por qué no te callas tú?”.

Mayo, 2012