El clima laboral se deteriora por momentos en la Comunitat Valenciana



Pagina nueva 1

La plantilla de Bankia es consciente de la excepcionalidad del momento, pero ello no justifica que la empresa no asuma sus responsabilidades y que no ponga orden allá donde empieza a reinar un notable y generalizado caos. No hay ningún secreto: los recursos son escasos, y la obligación de la empresa es gestionarlos adecuadamente, teniendo en cuenta esa escasez, pues las manos disponibles, los recursos y las reglas del juego son las que son.

En oficinas, en lugar de priorizar los esfuerzos, orientar a la plantilla a lo esencial, mantener el nivel de servicio y atención a nuestra clientela y procurar la formación efectiva en los nuevos sistemas, respetando el marco laboral existente y sin perjudicar el derecho a la conciliación, se agudizan un sinfín de situaciones que padece la plantilla. En consecuencia, se observa una preocupante tendencia a la prolongación de la jornada, sin compensación alguna, debido a que el horario matinal apenas si alcanza para las tareas básicas, respecto a las que, por cierto, se echa en falta la disponibilidad de herramientas adecuadas, especialmente más recicladores.

Por otra parte, la problemática no resuelta, referida al mercado segundario, provoca que persistan las incidencias con muchos clientes, que en muchas ocasiones acaba en broncas y amenazas más o menos directas.

En los “córner”, a lo anterior hay que añadir unas características específicas:

- Una única persona debe atender lo que antes atendían entre tres, cuatro o cinco.

- Ausencia de cajeros de la entidad de la oficina integrada como “córner”.

- Imposibilidad de abandonar el puesto, ni siquiera momentáneamente.

- Problemas para disfrutar las vacaciones que se tenían previstas desde el mes de marzo.

- En algunas ocasiones, ningún empleado de la oficina receptora ha realizado el curso de NOS.

¿Y qué hace la empresa? en vez de aportar soluciones, tenemos que convivir, entre la sorpresa y la indignación, con situaciones como: insinuaciones de traslados a territorios alejados, por parte de alguna y algún director de zona; peticiones de sobreesfuerzos para cumplir objetivos presentados en noviembre; propuesta de algún director o directora de acudir a la oficina a las 07:15h para atender las tareas administrativas y dedicar el resto de la mañana a la venta de productos; infravaloración de actividades como la realización de llamadas telefónicas, ignorando que son gestiones necesarias, que ocupan un tiempo; comentarios sobre las capacidades personales, cuando lo que sucede, sencillamente, es que las manos y el tiempo no dan para más; pérdida de tiempo por tener que comunicar a la superioridad lo que se hace cada día, mediante correos y hojas de cálculo...

Todo ello produce, además, un evidente deterioro en la calidad del servicio y la consiguiente fuga de clientes y depósitos, lo que encaja malamente con los principios orientadores del Plan Estratégico que se está presentando estos días.

En los servicios centrales, la empresa sigue sin despejar ninguna de las incertidumbres fundamentales: qué dimensión van a tener, una vez finalice la integración operativa de Bancaja; y qué oportunidades y condiciones de acomodo profesional van a tener quienes dejen de trabajar en servicios centrales. Esto sucede mientras se multiplican los problemas en muchos de los Departamentos de Bankia encargados de efectuar la integración, con situaciones de descontrol y descoordinación; con cargas de trabajo desmesuradas, a las que la Dirección no siempre da una respuesta adecuada, mediante el refuerzo puntual de esos equipos de trabajo...

Recientemente mencionábamos, además, en un comunicado las incertidumbres y rumores surgidos a raíz de la noticia de que Bankia va a crear un único grupo inmobiliario, acometiendo la integración a través de Bancaja Habitat. Por ello, y para velar de forma efectiva por los intereses de las y los posibles afectados, CC.OO. vamos a volver a solicitar a Bankia una información oficial sobre este asunto.

El clima laboral se complica por momentos, con claras secuelas en materia de salud laboral: aumento del estrés, ansiedad y agotamiento en la plantilla. Esta situación resulta inadmisible y se produce, además, a cuatro meses de la integración operativa de Bancaja. Si quienes adoptan las decisiones no aplican soluciones razonables, más sentido común y otras formas, en abril de 2012 podemos vernos abocados a repetir los graves errores y el desbarajuste organizativo constatado en la reciente integración de Caja Ávila (una entidad mucho más pequeña que Bancaja, no lo olvidemos), que solo se ha visto compensado por el amor propio y la dignidad de la plantilla.

21 de diciembre de 2011