PRIMERO DE MAYO, SU HISTORIA

Erróneamente o promovida la idea de manera interesada, se vende este día como el día del que tiene trabajo. Reproducimos el siguiente artículo que aclara a que se debe que la clase obrera salga a la calle el Primero de Mayo. Unos hechos que sucedieron en 1886 pero con similares analogías en nuestros días.

Muchos de nosotros tenemos marcado en nuestra agenda el 1 de mayo, como una fecha propicia para hacer una escapada o como día de descanso y más si este día es cercano al fin de semana, pero ¿porqué este día es festivo y qué celebramos exactamente?

El Primero de Mayo se conmemora el movimiento obrero mundial.

La fecha fue decidida durante el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional celebrado en París en 1889. Es una jornada de reconocimiento a los logros alcanzados por el movimiento obrero y se celebra en la mayoría de los países del mundo, entre ellos España. Se conmemora los hechos ocurridos en la ciudad norteamericana de Chicago a consecuencia de las manifestaciones obreras convocadas para el 1 de mayo de 1886.

Antecedentes.

El año 1886 no fue un año aislado en el siglo XIX , las luchas obreras y defensa de una vida laboral más justa, venía de mucho más atrás.

En 1840, el Presidente Martín van Buren reconoció legalmente la jornada de 10 horas para los empleados del Gobierno y también para los obreros que trabajaban en construcciones navales y en los arsenales (la jornada oficial media era de 12 horas diarias... ¡¡y no las pasaban delante de un ordenador!!).

En 1842, dos Estados, Massachusetts y Connecticut, adoptaron leyes que prohibían hacer trabajar a los niños más de 10 horas por día. (todo un detalle)
La patronal de la época llegó a soltar lindezas del estilo “Los niños trabajadores crecen más robustos”.

En 1844, el Gobierno inglés promulgó una ley que redujo a 7 horas diarias el trabajo de los niños menores de 13 años, y limitó a 12 horas el de las mujeres. (¡¡Qué bueno que era este gobierno!!)

Pero fue sólo a comienzos de 1866, una vez terminada la guerra de secesión americana, que renació la lucha obrera por reducir la jornada de laboral a 8 horas.
Con el lema de ¡8 horas de trabajo! ¡8 horas de reposo! ¡8 horas de recreación!, las fabricas americanas se pararon y los obreros salieron a la calle.

En el otro bando, la prensa afín a la patronal escribían grandes frases como “el trabajador debía dejar al lado su “orgullo” y aceptar ser tratado como “máquina humana”. El “Diario de New York” osó decir: “Hay que envenear la comida para los que quieran comer a costa del Estado” ó “ ahora no es momento de huelgas, los sindicalistas no son patriotas”. ¿Os suena de algo?

La revuelta de Haymarket (Chicago, EEUU).

En Chicago, los sucesos tomaron un giro particularmente conflictivo. Los trabajadores de esa ciudad vivían en peores condiciones que los de otros Estados. Muchos debían trabajar todavía 13 y 14 horas diarias; partían al trabajo a las 4 de la mañana y regresaban a las 7 u 8 de la noche, o incluso más tarde, de manera que “jamás veían a sus mujeres y sus hijos a la luz del día”. Unos se acostaban en corredores y desvanes; otros, en inmundas construcciones semiderruidas, donde se hacinaban numerosas familias. Muchos no tenían ni siquiera alojamiento.

No era extraño que en ese cuadro Chicago fuese el centro más activo de la agitación revolucionaria en los Estados Unidos y cuartel general del movimiento anarquista en América.

Después de varios días de huelga, de luchas callejeras contra policías, contra sindicatos amarillos, contra rompehuelgas, Chicago fue puesto en estado de sitio, se estableció el toque de queda y la tropa ocupó militarmente los barrios obreros.

Al día siguiente, la nación estaba conmocionada por los sucesos y la gran prensa no reparó en nada para calumniar a radicales, anarquistas, socialistas y trabajadores extranjeros, sobre todo a los alemanes. El 5 de mayo, “The New York Times” daba por hecho que los anarquistas eran los culpables del lanzamiento de una bomba. La policía, al mando del capitán Michael Schaack, realizó una batida contra 50 supuestos “nidos” de anarquistas y socialistas y detuvo e interrogó de manera brutal a unas 300 personas.

El jefe de Policía Ebersold, hablando tres años más tarde sobre aquellos hechos, decía: “Schaack quería mantener la tensión. Deseaba encontrar bombas por todos lados... Y hay algo que no sabe el público. Una vez desarticuladas las células anarquistas, Schaack quiso que se organizasen de inmediato nuevos grupos... No quería que la "conspiración" pasase; deseaba seguir siendo importante a los ojos del público”.

La policía estaba más interesada en conseguir pruebas en contra de los detenidos que en localizar al que había arrojado la bomba. Se ofreció dinero y trabajo a cuantos se ofrecieron a testificar a favor del Estado.

Ninguno de los cargos pudo ser probado, pero todo el poder del gran capital, su prensa y su justicia, se volcaron para aplicar una sanción ejemplar a quienes dirigían la agitación por la jornada de 8 horas. Spies, Parsons, Fielden, Fischer, Engel, Schwab, Lingg y Neebe pagaron con sus vidas, o la cárcel, el crimen de tratar de poner un límite horario a la explotación del trabajo humano.

Desenlance Fatal.

El 11 de noviembre de 1887, un año y medio después de la gran huelga por las 8 horas, fueron ahorcados en la cárcel de Chicago los dirigentes anarquistas y socialistas August Spies, Albert Parsons, Adolf Fischer y George Engel. Otro de ellos, Louis Lingg, se había suicidado el día anterior. La pena de Samuel Fielden y Michael Schwab fue conmutada por la de cadena perpetua, es decir, debían morir en la cárcel, y Oscar W. Neebe estaba condenado a quince años de trabajos forzados. El proceso había estremecido a Norteamérica y la injusta condena (sin probárseles ningún cargo) conmovió al mundo. Cuando Spies, Parsons, Fischer y Engel fueron colgados, la indignación no pudo contenerse, y hubo manifestaciones en contra del capitalismo y de sus jueces en las principales ciudades del mundo. De allí empezó a celebrarse cada 1° de mayo el “Día Internacional de los Trabajadores”, conmemorando exactamente el inicio de la huelga por las 8 horas.

El próximo 1 de mayo cuando nos levantemos y veamos todo el día festivo que tenemos por delante, haríamos bien en dedicar un minuto a todos los compañeros que lucharon y que entregaron su vida por una vida laboral más justa para ellos y para las generaciones siguientes como ha sido la nuestra.