Trabajadores y trabajadoras de Telemarketing

Precariedad en primera persona: Personas al otro lado del teléfono. ¿Personas?


Trabajador contact center toledo. Telemarketing

En Castilla-La Mancha hay en torno a mil personas trabajando en 'Contact-centers', un sector donde la desconsideración, la injusticia y la exigencia se palpan desde el primer momento. Para las empresas, los trabajadores son números con objetivos que cumplir y un manual de instrucciones que seguir a rajatabla; máquinas imparables de generar beneficios; unidades de producción que no distinguen los días de la semana porque en su calendario laboral no hay previsión, estabilidad ni certezas. No hay lunes ni domingos: todos pueden ser laborales, todos son exprimibles. Este es el testimonio de uno de ellos




Francisco Javier Serrano
Delegado Sindical de CCOO en Telemarketing

El telemarketing es uno de los sectores donde la precariedad laboral se hace más evidente. Somos conscientes de la escasez de trabajo que sufre nuestro país, pero los empresarios también, y de eso se sirven a la hora de contratar, pagar y despedir.
Trabajar en este sector significa desde el primer momento ser un número y dejar de ser persona. En el telemarketing, la desconsideración, la injusticia y la exigencia se palpan desde el primer momento. La formación es imprescindible pero en la mayoría de los casos no se remunera. Los contratos precarios se realizan por meses, por semanas e incluso por días. Te pueden llamar de un día para otro simplemente para trabajar tres jornadas de un mes por cierta campaña, déficit o curva del servicio.

Luego, los contratos de 20 horas semanales de una campaña se convierten en 40 horas de trabajo, sin remunerar esa mitad. No tiene nada que ver el contrato firmado con las jornadas que realizan y, además, pueden volverte a llamar para hacer lo mismo, pero ya con un contrato diferente.

Somos la voz detrás de cualquier servicio de grandes empresas como Movistar, DHL, Gas Natural o cualquier banco o entidad financiera en proceso evolutivo y de digitalización. Somos los operadores a los que cambian el horario por necesidades del servicio sin contar si tenemos hijos o padres a los que atender; si podemos o no conciliar con nuestra vida familiar. 

Los contratos de 20 horas semanales de una campaña se convierten en 40 horas de trabajo, sin remunerar esa mitad. Nada que ver lo firmado con las jornadas reales


Somos a los que presionan por objetivos de ventas que cobramos tarde, mal y nunca. Somos personas sin rostro a los que amonestan por no realizar las pautas que ellos consideran correctas, como pudiera ser presionar al cliente hasta que de alguna manera le ?obligas? a contratar los productos que se desean vender.

Pero no, no somos máquinas imparables de generar beneficios para los dueños de nuestras empresas. Somos personas que malvivimos con un sueldo minúsculo y que realizamos un trabajo casi siempre por debajo de nuestra cualificación; personas para las que no hay diferencia entre los días de la semana, no existen lunes ni domingos, ni festivos nacionales ni locales, puesto que todos ellos son laborables y exprimibles para las manos opresoras. 

Trabajar en Telemarketing significa enfermar, acarrear con problemas ajenos (la persona al otro lado del teléfono se desahoga contigo, te grita, te insulta y de alguna manera te hace sentirte inferior, indigno y miserable), sufrir estrés permanente porque el trabajo que realizas nunca será suficiente para tu opresor. Caer en la depresión ya que al final te generan una frustración constante. 

Trabajar en Telemarketing es intentar que te hagan olvidar tus raíces, las de la clase trabajadora, para que no veas a tu compañera, a tu compañero, como un igual, si no como un rival a quien ganar, dar codazos, pisotear o boicotear para que sea él y no tú el que pierda el trabajo en el caso de que haya despidos.

Pero hemos de decir que trabajar en Telemarketing también significa lucha, constancia y dedicación, puesto que no nos conformamos con un no por respuesta, no asumimos como inevitables sus medidas precarias, su imposición de un modelo laboral que no nos considera seres humanos.


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