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CCOO ASEPEYO

Hacia la semana de cuatro días

Si en muchas empresas el viernes por la tarde ya no se trabaja, ¿por qué no dejar de ir a la oficina también por la mañana?. En EEUU empresas y administraciones públicas empiezan a concentrar la jornada para afrontar la subida de la gasolina. En España las firmas pioneras ofrecen la opción de trabajar desde casa.


Este artículo se publicó originalmente en Asepeyo (Comfia CCOO Asepeyo) ,


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18-08-2008 - Trabajar sólo de lunes a jueves y disfrutar durante todo el año, y no sólo en los puentes, de un fin de semana de tres días es un sueño compartido por muchos trabajadores. En Estados Unidos cada vez más empleados están consiguiendo convertir este sueño en realidad, y es que la subida de los precios del petróleo está llevando a muchas compañías a replantearse la estructura de la jornada laboral. En un país donde algunos empleados recorren cientos de kilómetros al día en coche para llegar al trabajo, la idea es concentrar la jornada en cuatro días a la semana para recortar el gasto en desplazamientos. Según una encuesta de Robert Half International, un 44% de los estadounidenses han modificado sus hábitos de transporte y trabajo ante el aumento de los precios de los combustibles, y de ellos un 26% ha reducido la duración de su semana laboral por ese motivo.

La medida se ha extendido especialmente entre las administraciones públicas. Una de las primeras fue la ciudad de Birmingham, que el pasado 1 de julio propuso a sus 2.400 empleados municipales trabajar sólo cuatro días a la semana, durante diez horas al día, lo que según los cálculos del propio ayuntamiento permitiría a los asalariados ahorrarse hasta un millón de dólares anuales (unos 640.000 euros) sólo en gastos de combustible. Desde este mes de agosto unos 17.000 funcionarios del estado de Utah también trabajan sólo de lunes a jueves, aunque como compensación se ha ampliado el horario de las oficinas públicas, que ahora abren desde las siete de la mañana hasta las seis de la tarde.

En EE. UU. las empresas privadas también han comenzado a promover propuestas como trabajar desde casa al menos un día a la semana. Esta medida también empieza a popularizarse entre algunas empresas españolas con el objetivo de conciliar la vida profesional y personal y ahorrar desplazamientos, no tanto por el coste del combustible como por el tiempo que supone para muchos empleados el trayecto de su casa a su puesto de trabajo y viceversa, lo que alarga considerablemente la jornada laboral. La Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo elaborada por el Ministerio de Trabajo demuestra que uno de cada cinco trabajadores tarda más de media hora en llegar a su empleo y un 4% tarda más de una hora.

Según un estudio de IBM y The Economist,un 24% de los empleados ya hace parte de su trabajo desde casa al menos un día a la semana. Obviamente la aplicación de este sistema tiene limitaciones, ya que el sector industrial o los puestos de atención al público, por ejemplo, no son compatibles con el teletrabajo, pero algunas grandes compañías de servicios ya empiezan a aplicar esta fórmula.

Es el caso de la Universitat Oberta Catalunya (UOC), cuyos trabajadores están ya muy acostumbrados a trabajar en un entorno digital. En sus tres sedes de Barcelona y Castelldefels trabajan un total de unas 700 personas y de ellos un 70% se acoge desde hace cinco años a un sistema que les permite trabajar desde casa una tarde a la semana o bien un día completo cada 15 días, previamente pactado con sus superiores. La empresa les subvenciona la conexión ADSL y les da una ayuda de 300 euros para comprarse un ordenador.

Según Josep Ginesta, director de recursos humanos de la UOC, hasta ahora la experiencia ha sido un éxito: "La gente se organiza el trabajo de forma que el día que se quede en casa pueda dedicarse a hacer números o a aquellas tareas que requieran más concentración y que, por tanto, les resultan más difíciles de realizar en la oficina", explica. La empresa no controla el tiempo que el empleado está conectado desde casa porque "tener a las personas en un sitio no te garantiza que estén haciendo el trabajo y lo que se valora no es la presencia, sino los resultados finales", destaca Ginesta.

El 35% de los empleados de la UOC acude cada día a su trabajo desde fuera del área metropolitana de Barcelona, lo que puede conllevar más de dos horas diarias de trayecto entre ida, vuelta y los inevitables atascos a la entrada y salida de la ciudad. Estos empleados son quienes con mayor interés se han acogido a la posibilidad de trabajar en casa un día entero cada dos semanas. "Estamos estudiando la posibilidad de que algunos de ellos puedan trabajar todo el día desde casa - comenta Ginesta- y también estamos buscando fórmulas para que, en vez de venir a las sedes de Barcelona, trabajen desde alguno de los centros de apoyo que tenemos por Catalunya, ya no sólo por el coste del combustible sino por el tiempo que pierden".

Desde hace unos meses Ernst & Young Abogados también ofrece a algunos de sus empleados la posibilidad de trabajar desde casa hasta el 50% de su jornada laboral semanal. De momento esta opción está reservada para los empleados con más de seis años de experiencia en la empresa, unas 180 personas en total, aunque por ahora sólo participan 11 empleados, en su mayoría mujeres con hijos.

"La idea surgió porque teníamos un colectivo de profesionales muy crítico, con una gran experiencia pero con una tasa de rotación superior al 20%, y lo teníamos que cuidar", reconoce José Luis Riscos, responsable de recursos humanos de la firma. La empresa les asigna un ordenador portátil, la conexión a internet y una Blackberry, y ellos mismos se organizan su horario: "No se les pide que estén conectados desde casa en el mismo horario de oficina, de forma que si una persona tiene que recoger a los niños del colegio puede preferir conectarse de siete de la tarde a diez de la noche, por ejemplo".

Y es que los profesionales liberales son quienes pueden adaptar con mayor facilidad su horario a este tipo de sistemas. En PricewaterhouseCoopers (PwC), por ejemplo, más de un centenar de empleados cubren desde su casa hasta un 30% de su jornada semanal, entre ellos muchos consultores y auditores, pero también incluso secretarias que desvían a su teléfono móvil las llamadas que reciben en la oficina.

"En un principio hicimos una prueba piloto ofreciendo esta posibilidad a una treintena de personas a las que pensamos que podía interesar por su problemática personal y familiar - explica Mario Lara, socio director de capital humano de PwC-. Varias personas, sobre todo mujeres, lo rechazaron porque temían que trabajar desde casa pudiera ser mal visto por su jefe, pero ahora ya se ha superado ese miedo y la aceptación del programa es total".

Además de los profesionales con hijos, la propuesta de PwC ha interesado especialmente a los trabajadores que viven lejos de la oficina. "En las oficinas de Madrid, por ejemplo, tenemos gente que viene cada día desde Ciudad Real y con este sistema van sólo de lunes a jueves, y el viernes pueden trabajar desde casa", destaca Lara.

Aparte del teletrabajo, otra posibilidad que ofrecen en España algunas empresas para reducir el número de días que se va a la oficina es crear una nueva fórmula de jornada reducida que consiste en compactar todas las horas de trabajo semanal en sólo tres o cuatro días.

Algunas empresas en EE. UU. también ofrecen esta posibilidad a los empleados que hacen jornada completa, lo que en la práctica supone trabajar diez horas diarias de lunes a jueves. Según un estudio de Randstad, el 42% de los trabajadores menores de 28 años vería con buenos ojos este horario de trabajo, porcentaje que llega al 52% entre los empleados de entre 29 y 43 años y hasta el 58% entre los de mayor edad.

Camil Ros, secretario de coordinación sectorial de UGT de Catalunya, duda de la viabilidad de este sistema en España. "Aunque sólo se trabajase cuatro días a la semana, hacer una jornada de diez horas diarias es muy cuestionable desde el punto de vista de la productividad - advierte-. Además, a no ser que se compactase la jornada, por ejemplo acortando la pausa de comer y trabajando de siete de la mañana a cinco de la tarde, nos pasaríamos el día en el trabajo, lo que dificultaría aún más la conciliación con la vida familiar. Las jornadas maratonianas no benefician ni a la empresa ni al trabajador".

Nuria Peláez
La Vanguardia

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