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Lipoatrofia semicircular o enfermedad de la oficina.

El síndrome del edificio enfermo

La lipoatrofia semicircular ha saltado a la palestra con la aparición de numerosos casos en edificios de reciente construcción, altamente tecnificados, del tipo de los que se han venido a llamar "inteligentes".


Este artículo se publicó originalmente en Caja Vital (Comfia CCOO en Caja Vital) ,


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Construir este tipo de sedes donde concentrar buena parte de los servicios está muy bien, pero no se puede hacer a costa de la salud de los trabajadores. Problemas asociados al uso de la tecnología, como es el caso que nos ocupa, deberían haber sido previstos por los empresarios.
¿De qué estamos hablando?
La lipoatrofia semicircular es una enfermedad no grave ni dolorosa, pero sí molesta, que se manifiesta por la pérdida de tejido graso bajo la piel en forma de semicírculos. Aparece sobre todo en la cara interna de los muslos de la pierna y en los glúteos. Puede darse también en aquellas partes del cuerpo que se apoyan en el borde de una mesa cuando una persona está de pie.
¿Qué síntomas presenta?
Son visibles a simple vista. Se manifiesta mediante unas marcas profundas en la piel, tales como imperfecciones, hoyuelos o manchas. Se suele presentar en la parte superior y lateral del muslo, a unos 70 centímetros del suelo, a la altura de la mesa de trabajo. Las lesiones pueden tener hasta cinco milímetros de profundidad, aunque la piel no se presente afectada.
Otros efectos de este síndrome son la sensación de piernas pesadas y un alto grado de fatiga.
¿Es grave?
Es una enfermedad benigna. Se trata de un trastorno reversible una vez que se eliminan las causas. Se ha comprobado que en la mayoría de los casos desaparece simplemente al abandonar el edificio enfermo durante un cierto periodo de tiempo.
¿Dónde la podemos encontrar?
Se suele dar principalmente en oficinas nuevas, cargadas de tecnología y con grandes campos de electricidad. Podríamos decir que viaja por los cables, prefiere los ambientes secos y se alimenta del tejido graso de los muslos.
La explicación está en la necesidad de movimiento y eliminación de las cargas estáticas, que sólo es posible a través de materiales conductores. En las oficinas, el escape por un exceso de energía estática puede ser la piel. Si la energía no encuentra materiales adecuados para moverse, lo hará hacia la persona.
¿A quién afecta?
Esta dolencia afecta a trabajadores que desarrollan su labor en este tipo de edificios nuevos y altamente tecnificados. El 85% de los afectados son mujeres, por la diferente composición de su tejido graso.
¿Por qué se produce?
Sin descartar otras posibles causas, las que más se barajan van encaminadas hacia las condiciones del edificio: descargas de electricidad estática, baja humedad (atmósfera seca), mobiliario metálico, cableado defectuoso, tipo de suelo...
¿Qué se puede hacer para prevenir esta enfermedad?
Se recomienda que expertos en prevención analicen los sistemas de ventilación, climatización, humidificación, mobiliario, los equipos de trabajo, etc. La mejora de la ventilación de los edificios, la instalación de humidificadores y la incorporación de tomas eléctricas de tierra en los equipos y en el mobiliario pueden ser algunas de las soluciones.
Conclusión:
En la medida en que las mesas de las oficinas sean de materiales conductores (metálicas, por ejemplo) y que la humedad sea alta, los campos estáticos utilizarán esa vía de escape y no las personas. Lo mismo pasa con el suelo: la moqueta no es un material conductor, las tomas a tierra son fundamentales.

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