Lucía Trenor López. - En esta sociedad binaria donde vivimos, donde parece que todo es blanco o negro, bien o mal, dentro o fuera, homosexual o heterosexual?parece que no caben más opciones, pero en realidad todos somos conscientes de que si las hay, de que si existen más opciones, matices, colores, opiniones?y dentro de estas opciones, también están las sexuales, una gran parte de la sociedad considera que si no eres heterosexual deber ser homosexual, y que si no eres homosexual es porque eres heterosexual.

Según algunos estudios, las tendencias sexuales van desde una franja de heterosexualidad pura a homosexualidad pura. ¿Y qué quiere decir esto? Pues que solo el que nunca ha tenido relaciones, ni ha fantaseado o imaginado relaciones con el mismo o distinto género, estará en esos extremos. Sin embargo, la gran mayoría de las políticas sólidas e iniciativas para la inclusión y visibilización son destinadas a los colectivos de gays y lesbianas, excluyendo al colectivo bisexual.

Pero los bisexuales no son invisibles, son personas que mantienen relaciones afectivas y sexuales de forma indistinta con hombres o mujeres. Son capaces de disfrutar y amar sin la importancia excesiva de unos genitales determinados.

Pero la realidad es que sigue siendo un colectivo que sufre un gran rechazo, ya que esta capacidad de involucrarse emocional y sexualmente con ambos géneros, sumado a la falta de comprensión y conocimiento de la bisexualidad, suscita una doble discriminación, tanto por personas heterosexuales como por homosexuales.

Es muy difícil para las personas bisexuales vivir fuera del armario, ya que son cuestionados constantemente y sienten que tienen que justificarse o contar sus historias, y al mismo tiempo oír que se equivocan y que no pueden ser lo que son. Es estresante, no importa lo que sientan, han de elegir. Y las preguntas, no son sobre todos los aspectos de la bisexualidad, se centran solo en la práctica sexual en vez de la orientación, porque la gente piensa que la bisexualidad no es tan seria como la homosexualidad o la heterosexualidad, como si se tratara de una moda o una perversión, tachándolos de ?viciosos o viciosas?

Pero no podemos tildar de homofobia la mayoría de estos rechazos, sino que yo lo considero estrechez de miras, pensamos en código binario, como se suele decir.... ?carne o pescado?, pero tenemos que tener claro que ha de ser tratada como tal, y confrontada como tal, ya que la sensación en la persona que la sufre es la misma, rechazo por su orientación sexual.

Respecto al ámbito laboral, el colectivo se queja de los prejuicios y de los estereotipos de la bisexualidad, y que sus compañeros a menudo los retrataban como indignos de confianza, indecisos o problemáticos. Estas actitudes se derivan del hecho de que las personas bisexuales no pueden ser encasilladas, lo que hace que el resto de los compañeros no sientan seguridad a su lado.

Estos estereotipos sobre las personas bisexuales, hacen que se les acuse de inciertos, indecisos e incluso inestables. Estos pensamientos acarrean actitudes acordes, rechazando a estos compañeros y compañeras, dificultando su día a día en el trabajo, e incluso bloqueando sus carreras profesionales impidiéndoles acceder a un ascenso.

Es por este motivo, por miedo a esta discriminación, que no pueden hablar abiertamente de su vida, encerrándose en el armario, fingiendo ser quienes no son, con el estrés que esto acarrea. Quedarse dentro del armario evitando hablar de su vida afectiva, también genera desconfianza entre los compañeros, por lo que no es una opción mucho mejor. La mentira acaba siendo la menos mala de las elecciones, con todo lo que puede acarrear esta alternativa, ya que si se descubre, las consecuencias pueden ser emocionalmente más duras.

Los resultados de encuestas de satisfacción laboral, con visión de diversidad, realizados en varias empresas, revelan que el personal bisexual se encuentra entre los grupos menos satisfechos. En algunas empresas se han hecho grupos focales para analizar estos resultados, y se han puesto en marcha iniciativas y estrategias de inclusión específicas, en lugar de tratar la diversidad sexual de la población como grupos homogéneos.

Se necesita visibilizar modelos de hombres y mujeres bisexuales, que promuevan la normalización del colectivo, alentando así al resto a poder vivir su sexualidad sin complejos ni miedos, pudiendo así entre todos y todas ofrecer apoyo y orientación.